La calle es nuestra

Señora, no me mire con desprecio que los pantalones son de tiro largo. Y los calzoncillos... bueno, digamos que usted lleva piedras en las orejas como complemento. Aquí cada uno se inventa el estilo que quiere. Los cordones parecen desabrochados pero siguen un complejo sistema que ya quisieran muchos marineros. La mochila no me va a hacer trizas la espalda aunque esté tan baja. Va vacía. Únicamente me sirve para llevar los sueños y siempre ando escaso.

No me registre, agente. No encontrará nada que pueda causar daño o perjuicio. Lo más peligroso lo llevo metido en la cabeza y lo disparo por la boca. Pum, pum. Un par de frases y un perfil de tiza en suelo. Así somos nosotros. "Traficamos con ideas de cambio." 


Qué miras, preciosa. Tienes algo por lo que yo mataría y por lo que muero cada noche. No son esas tetas, aunque te mordería los pezones gustosamente. No es ese culo que apretaría con fuerza mientras te levanto y te llevo a la cama. Ni siquiera ese c*ñ* en el que me siento como en casa. Es esa sonrisa. Ese par de ojos. Esa manera de mirarme haciéndome sentirme como un criminal. No te preocupes, aunque a tu madre no le gusten los tipos como yo, no tiene por qué enterarse. Tu padre no me mirará inquisitoriamente a la hora de la cena porque yo sólo voy al postre. Piénsatelo.

Y por último, Señor. Cuántas veces tengo que decirte que no confío en tus secuaces. Siento que mandaras a tu hijo a que le crucificasen los romanos, pero conmigo no cuela. Hay lecciones que se aprenden rápido. Búscate a otro y no llames más. No voy a estar en casa. Estaré drogándome con el olor de alguna mujer o emborrachándome donde siempre. Pero da igual, no vengas a buscarme. Por aquí todos te miran mal. Eres un mal queda. Apareces cuando quieres y luego pides explicaciones. Que te jodan.

El cielo es tuyo pero la calle es nuestra.

Ya te llegará el turno

La vida nos da mil palos y nosotros aguantamos otros mil. No tropezamos dos veces en la misma piedra, nos la metemos en el bolsillo y luego la tiramos para esconder la mano. Nuestros errores terminan por joder a terceros. Qué mágico el ser humano hoy en día, ¿no?

Tus errores también jodieron. Incluso más que los míos. Pero ella no lo va reconocer nunca, tío. Una mujer nunca reconocerá delante de ti que se equivocó y que tú tenías razón. No intentes comprenderla, sólo ámala, decían. No intentes comprenderla, sólo te va a joder el tiempo que le haga falta.

Si lo que suda es el corazón y no la frente llámalo atracción. Si lo que lloran son los ojos llámalo amor.

Hasta que no duele no te das cuenta de lo que la querías. Eres idiota. Yo soy idiota. Y todos los colegas que tienes son igual de idiotas. Júrate que nunca volverás a tirarte a los pies de una tía y te estarás mintiendo como un bellaco. Crees que la tienes pero es ella la que te tiene a ti. Es así de simple. Es ley de vida.

Sólo la experiencia y los duros golpes te enseñan. Aquí no vale la teoría. No hay un libro que te explique cómo has de querer a una mujer, ni de qué tienes que hacer para dejar de quererla. Realmente no hay ningún libro que te enseñe nada de eso. Sólo la experiencia y los duros golpes...

Y así pasan los días. Buscándonos alegrías entre dolores y unas tetas que nos hagan sentirnos como un hombre cuando realmente somos sólamente niños. Yo quiero que me hagan sentir ese pinchazo placentero, pero luego no encuentran el punto exacto y acaba doliendo demasiado. Supongo que sabrás de lo que hablo.

Y si no... bueno, ya te llegará el turno.

Vuestras sonrisas son armas de doble filo, nenas.

Y lo que nos queda

Madrid, Getafe, Granada, Valencia, Ciudad Real, Almería, Ávila, Oviedo, Barcelona, Leganés, Málaga, Tarragona, Castellón, Jaén, Badajoz, Sevilla, Valladolid, Vigo, Salamanca, Pontevedra, Mérida, La Coruña, Alicante, Lugo, Pozuelo de Alarcón, Torrejón de Ardoz, Móstoles, Las Palmas de Gran Canaria, San Sebastián, Gijón, Gerona, Bilbao, Alcorcón, Paterna, Murcia, Santa Cruz de Tenerife, Alcalá de Henares, Tembleque, Toledo, Alcobendas, Santander, Elche, Cristobal de la Laguna, Burgos, Palma de Mallorca, Cáceres, Cartagena, Vitoria, Catarroja, Ponferrada, Logroño, Cádiz, Villanueva i la Geltru, León, Las Arenas, Zaragoza, El Puerto de Santa María, Albacete, Santiago de Compostela, Badalona, México, Monterrey, Nogales, Tijuana, Veracruz, Ciudad Nezahualcoyotl, Morelia, Fresnillo, Mérida, Irapuato, Mazatlan, León de los Aldama, La Piedad de Cabadas, Coatzacoalcos, La Paz, Córdoba, La Plata, Lomas de Zamora, Rosario, Pergamino, San Miguel de Tucumán, Mendoza, Quilmes, Buenos Aires, Nueva York, Londres, Bogotá, Cali, Medellín, Santa Marta, Pelotas, Santiago de Chile, La Serena, Caracas, Maracay, Lima, Loja, Machala, Quito, Guatemala, San Pedro Sula, Montevideo, Izmir, Kassel, Cochabamba, Groningen, Poznan...

Y lo que nos queda.

La tarea del día a día

La madre gritándole al niño porque no quiere que vea la tele. Que estudie, que lea, que haga algo de provecho, dice. El chaval tiene catorce o quince años, señora. De gracias de que su hijo no esté en la calle todo el día.

Sabes más de la vida de tu vecino que de la tuya mismo. Llego a casa  y están todos durmiendo. Me despierto y no hay nadie. Ni una nota. La relación familiar se evapora a lo largo de los años. Ya no le doy dos besos a mi madre cuando me voy a clase. Ni cuando llego. Ya no me dice eso de que no llegue tarde. Seguramente porque son las once y media de la noche y me estoy poniendo las deportivas. Mi padre siempre me aconseja que tenga cuidado, que no beba mucho, que no mezcle cosas. Acostumbro a mezclar el amor con el alcohol, y así me va.

Comemos y cenamos juntos, los cuatro en la mesa. Aunque tu madre te pregunte mil veces qué has hecho, las mil veces va a recibir un: nada, estar por ahí. ¿Con quién has estado? Con los mismos de siempre. Una conversación idéntica día tras día. Voy a darte un consejo: cuida a tu familia. Ama a tus padres y a tus hermanos. Si eres hijo único, eso que te ahorras. Mi verdadero héroe es mi padre, y no un estereotipo americano con capa y calzones por fuera. El mío sale a las siete y media de la mañana todos los días para irse a trabajar. No lleva capa. Tampoco le hace falta porque no va volando sino en el Metro.

One love para todos los padres sacrificados. Que se sientan orgullosos es la tarea del día a día.

Suelo tener los pies en el suelo

Tranquilo, 
y si hay algún problema, dilo,
huelo el truco, huelo el miedo,
que huelo el humo y sé que hay fuego.
Yo juego mi juego, vuelo mi vuelo,
sigo mi sendero, busco mi dinero,
sé lo que me hago, hago lo que puedo,
pero sé cuándo debo pagar lo que debo.
Suelo tener los pies en el suelo,
suelo acabar tarde, y debería dejar de
buscar consuelo con ron con hielo,
y empezar a cuidarme.
Pero dejadme que bese el cielo,
dejadme hacérmelo como yo lo quiero,
dejadme ponerlo a punto de caramelo,
déjame que beba, Eva, de tu veneno ¿por qué no?


Hay cosas que no se pueden estudiar,
cosas que nadie va a venir a contarte,
sólo unos meses pa' aprender a andar,
toda una vida pa' aprender a pararte.
Hay cosas que no vienen en el manual,
cosas que nadie va a venir a explicarte,
sólo unos meses pa' aprender a hablar,
toda una vida pa' aprender a callarte.


Bueno,
a veces voy deprisa y freno,
a veces voy deprisa y piso, piso,
me guiso mi guiso y sale bueno.
Quieres pero no puedes, 
vuelves pero ya es tarde,
deberías dejar de buscarle
tres patas a este perro y aprender a callarte.
Porque tenga o no tenga, venga o vaya,
haya o no haya, encontraré una botella,
montaré alguna buya, venceré la batalla,
salvaré a la doncella más bella y me enrollaré con ella.
Y dejaré mi huella,
protegeré a mi peña,
pasaré la pantalla,
y es que todavía nadie me ha enseñado a perder.



Oye, hay cosas que no se pueden estudiar,
cosas que nadie va a venir a contarte,
sólo unos meses pa' aprender a andar,
toda una vida pa' aprender a pararte.
Hay cosas que no vienen en el manual,
cosas que nadie va a venir a explicarte,
sólo unos meses pa' aprender a hablar,
toda una vida pa' aprender a callarte.

Que yo vengo de Ascao,
la gentuza de la bodega sigue hoy a mi lao',
si algún día me muero no quiero ser enterrao',
si algún día me muero yo quiero ser disecao'.
Y que me planten en la plaza de Callao,
y con mi maca y con mi litrito de Mahou,
y a mi rollito y con mi colocao',
mejor solito que mal acompañao'.
No vaya a ser que en el paraíso no vendan Mahou.

Olvida

Olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida olvida.

Y comienza de cero.

Sólo hay hueco para uno más

"Necesito una cura sexual como Marvin,
pero hecha con calma, sin correr como Minardi."


Te despiertas y el Sol que entra por la ventana te noquea de un directo. Hay que crujirse el cuello y aún así llevaré la cabeza inclinada todo el día por una fatal postura. Dos en un sofá no es vida. Litros y litros de cerveza, humo de cigarros en el ambiente, emulando a Michael Jordan en último partido contra Utah, ahora yo tengo el mando. Varias conversaciones en marcha en diferentes flancos. Intenta poner la oreja que te doy un bofetón. Estás o no estás.

Se van los malos augurios por la ventana y se pierden por el barrio mientras que aquí dentro sólo hay hueco para uno más. Poco a poco aumenta el oxígeno por persona y nos quedamos como al principio. Tirado en el sofá el baño parece un objetivo inalcanzable. No te digo ya la cama. Habrá que echarle pelotas e irse a la de matrimonio. No. Esa es del dueño. A la individual. No. Esa es para la señorita. A la otra individual. No. He estado allí pero las risas siguen en el salón. A oscuras y sin vernos las caras. No hace falta, nos las sabemos de memoria. Contra el litro. Qué coño hace ahí una columna. Otro que decide irse a la individual. Nos quedamos dos. Uno a cada lado del sofá.

Las voces van siendo cada vez más inaudibles hasta que todo se queda en silencio.

Son las nueve y media de la mañana del día siguiente.

Masticando sólo con encías

Sé que esos chavales persiguen mis power moves,
sigo enamorao' de la jamba del videoclub,
sigo haciendo rap, representando, loco, estamos en el hood,
jalando magdalenas y yogurt.
Vienen a fliparse y ¿a qué vienen?
esos rapers al micro a mi me duran lo que al Nasta unas TN,
que somos de los malos, que sí, bro, que es imposible
que nos ganen, ahí les dejo un karaoke pa' que entrenen.
Esos nenes se tunean el Citröen, el Volvo,
tunea esa cara fea que igual hasta pillas algo, 
pillo promos guapas formato winzip,
y tengo un camaleón que se jala a los bulldogs de sus videoclips.
Viernes, hidratáos' de garrafón,
killer feo de la calle, más que un kinki, hijo de puta, eres King Kong,
vinieron con las ganas de jalarse el mundo, tía,
y se fueron lloriqueando y masticando sólo con encías.

Putas culonas

Fumando de la pipa de la paz con unos indios tras habernos tirado todos los platos de la tribu. Jugando a la ruleta rusa con el revólver de Harry Callahan sin haber comprobado antes el número de balas. Llevándonos a Piolín, su jaula, a Silvestre, a la abuelita y todos los bienes inmuebles de la casa. Pintando con fat cap en las paredes del Congreso de los DiPUTAdos de Madrid. Subiendo por Montera spankeando a todas las putas culonas que se apoyan en los árboles. Liándonos dos porros en la puerta de la comisaría y entrando a un bar a fumárnoslos. Bebiendo de la fuente de Sol donde miles de personas han estado lavándose la cara (y lo que no es la cara) durante una semana. El agua sabe a revolución. Cogiendo tu pintalabios y escribiendo TE QUIERO en el espejo del baño. Me amarás cuando lo leas y me odiarás cuando te toque limpiarlo. Pidiendo lo de siempre en el bar. Sacando tabaco de la máquina y dejando propina porque me acuesto con la mujer del camarero. Bebiéndome un café que me provoca náuseas porque a estas horas las Coca-Colas no están frías. Para que después me creáis cuando os digo que mi vida es monótona.

Mientras piensa en mi

Todos los días se repiten. Uno detrás del otro. Todos parecen iguales. Estoy algo confuso. Normalmente se dice aquello de "se parecen como dos gotas de agua", y sin embargo luego lees por algún sitio que no hay dos gotas de agua iguales. La vida está llena de pequeñas contradicciones.

Algunas son llevaderas y la verdad es que te la soplan un poco, pero otras son realmente jodidas de llevar día a día. Y bueno, mientras se den por ahí fuera la cosa no va mal. Lo malo es cuando esas contradicciones sólo ocurren en tu cabeza.

No puedes dejar de darle vueltas, continuamente, a todas horas. Oh, Dios, qué putada. Ahora hago esto, pero, no, porque pasaría esto otro. Joder, que alguien me ayude ¿no? Lo siento, tío, nadie te va a echar un cable en estos momentos. Cada uno está con su mierda y bastante tiene ya con eso.

Y mientras mi musa ha decidido irse con otro y follárselo mientras piensa en mi. Tendré que buscarme alguna otra idiota que me quiera o por lo menos sea capaz de aguantarme. Escribir así no es tarea fácil. Si ayer hacía un calor de pelotas hoy la alergia llena de mocos tus pañuelos. La vida es como un gran clínex. Jódete.

Buenas noches.

Quedaré como un idiota

Un cigarro con sabor a desamor en el portal,
mirando desde abajo a los cabeza de cartel,
soñando con sus tetas, con su culo y su moral,
y con un vaso que amenice mi terapia en el papel.
Tumbado en el diván y comentando mis teorías,
el bolígrafo escribiendo algunas frases intachables,
condenados desde siempre a aparentar ser invencibles,
y en el gremio eres la polla o se te olvida a los dos días.
Qué decías, me dijeron que llamaste,
que dejaste algún mensaje y por la voz pareces triste,
no digas: yo te quise, si nunca me conociste,
las imágenes que hicisteis sobre mi tienen contraste.
Perdimos aquel taxi, la noción y los estribos,
y me jode ser feliz únicamente cuando escribo,
yo dejo las heridas de la guerra en otra parte,
y cuando llamo y no se bajan me salgo a fumar al parque.
Robándole a mi padre algún cigarro y el mechero,
y si tenemos que morir pa' ser felices, yo el primero,
pegándonos con palos y con piedras desde críos,
y rulándonos la mierda en pleno invierno bajo el frío.
Vivir sin objetivos, qué felices esos niños,
amar está prohibido, solamente te hace daño,
pidiéndole a la Virgen que me salve de este otoño,
y yo rezándote en mi cama por las tetas y ese coño.


Mirando cómo llueve y cómo ensucia los cristales,
y si estoy volviendo a casa me bajo en Los Espartales,
las líneas no son rectas si el alcohol te hace de guía,
y además estoy jodido aunque tú veas que sonría.
Nunca es demasiado y además fue mala idea,
y jurarle amor eterno es una mentira muy fea,
tú búscate otros labios que los míos son de otra,
y no preguntes por su nombre o quedaré como un idiota.
Se me partirá la boca de mentir por ahí fuera,
los pilares son de barro y las miradas son de arena,
buscando alguna foto medio nítida y entera,
pero siempre salen mal y la verdad, una pena.
No imagino el escribir de otra manera,
ceniza en una lata y una puta que me quiera,
si salgo cojo el bono, el móvil, llaves y cartera,
y si volvemos y es de día voy yo sólo por la acera.
Sonando buena música en tu móvil y en tu equipo,
suena bastante simple pero, chico, está muy guapo,
dicen: es poesía, pero bueno yo discrepo,
Pablo enciéndeme un cigarro, saca y prende con el Zippo.
Aún queda nostalgia entre los ojos de un alcohólico,
no pido que vuelvas, sí que traigas algún médico,
tenemos mil razones para andar sobre la cuerda,
y al final siempre acabamos hechos polvo y en la mierda.
Map - O.G.

A la Vírgen de la Cueva.

Vuelve el calor y la frente empapada. Rezando por esa brisa que no llega y que pasa tan rápida que no te da tiempo a apreciarla. Soñamos mil inviernos con que lleguen días cálidos y alguien no sabe interpretarlo. Cálidos para el corazón, no para el pecho. Si normalmente nos asfixiamos en un par de carreras, que acabamos echando la pota, con esta temperatura no hay intención ni de levantarse a la nevera.

Tira esa tiza a tomar por culo que la marca de mi cuerpo ya la ha hecho el sudor sobre el sofá. Ahí he muerto yo. Varón. Blanco. Un metro, noventa centímetros. Sesenta y cinco kilos aproximadamente. Complexión... en el chasis. Hora de la muerte... Diecisiete pe eme. Causa: deshidratación. Posiblemente se le paralizaron las piernas debido a la falta de electrolitos y putas mierdas similares, con lo que no pudo levantarse a refrescarse el gaznate.

Hay que tener cuidado con lo que deseas. Muy felices pedimos que llegue el verano y nos imaginamos en la piscina luciendo palmito. Pero hay un periodo de tiempo en el que me cago en su puta madre un par de veces cada hora por el calor que hace. Abundan los rapados, las minifaldas y los escotes. Dios bendiga el verano.

Y de mientras, hasta los cantantes me sueltan a través del equipo que les traiga unas birras frías. Lo siento amigo, me las he terminado yo todas. La barriga se gana a base de sudor y esfuerzo por hacer lo menos posible.

Pfff. Somos cuatro pollos asándonos dentro de un autobús camino de la universidad. Oh, Dios mío, quédate tú las putas fuerzas y dame un soplo de aire fresco.

Las noches con el sonido de los grillos, las persianas subidas y las voces de los muchachos de fondo ya nos son familiares. Aquí no dejamos la puerta abierta como en los pueblos, que se escapan las malas intenciones.

Dejo de daros la murga, que bastante tendréis con lo vuestro.

Feliz noche de miércoles. Espero que mañana escurráis las sábanas y recéis a la Vírgen de la Cueva.

Que me manden al infierno

Abre la puerta e invítale a pasar. Dile que se descalce si quiere y cuando te pregunte que dónde deja los zapatos, respóndele que por ahí tirados. Ofrécele sentarse en el sofá mientras tú vas a la cocina y sacas un par de copas. Rellénalas de champán y deseo y siéntate a su lado, pidiéndole un brindis.

Por esta noche tan mágica y por nosotros. Chin chin. ¿Lo oyes? Es el sexo sucio llamando a la puerta.

No intentes frenar tus pasiones cuando ya ha empezado la carrera. Mírale a los ojos y dile que está preciosa. Lo que hagas después es cosa tuya. Que los labios se enzarcen en una pelea y que las lenguas se hagan un nudo que no podáis desatar. Quítale el vestido, la camisa o los vaqueros. Que se queden las almas desnudas y mostrad vuestro verdadero yo.

Que las sábanas terminen por el suelo y el colchón pida misericordia. Que ella te grite de placer y que os griten los vecinos. Que tu espalda acabe sangrando y los trozos de piel se desprendan de sus uñas.

Que el sexo sea lo más sucio y salvaje posible.

Que me manden al infierno por llevarte al cielo.

Qué si sólo veo vuestra hipocresía

Vuelvo a tu cabeza como días de colegio,
sé que lo que importa no suele pasar despacio,
oigo el estallido de las bombas que presagio,
no pueden tocar ni un pelo de los huevos de este socio.
Si ves mi sonrisa no preguntes si voy puesto,
miras en mis ojos, sólo dejo ver cansancio,
prueba de mi boca, sólo escucharás silencio,
huelo a: bueno no está mal, al menos no folla despacio.
Gracias por los días de tensión y por la angustia,
me hicieron ver el mínimo valor de esta modestia,
íntimo es el último recuerdo de esta bestia,
jamás encontré a nadie que compartiera mi asfixia.
Pifias por la calle con los puños apretados,
me guío por los calos de los pocos que me prestan,
compañía en silencio acompañada de unos tragos,
solemos beber mucho cuando todo nos molesta.
Vi los dieciocho, mal criao' este pesimismo,
de mí mismo, de mi egoismo y controversia,
qué si sólo veo vuestra hipocresía,
pues claro que no eres mejor, en qué coño pensabas.
Comprobé cómo el tiempo hacía daño y no justicia,
dentro de mi lógica aún pervive la nostalgia,
Dios me salve de olvidar mejores días,
no te inventes tonterías, las desgracias llegan solas.
Hablo vuestro idioma pero pienso en axiomático,
sé que mis problemas no son para ningún médico,
fe para los padres de esos chicos problemáticos,
padres de los míos cada día ven sus méritos.
Nadie como tú sabe que tú no vales nada,
yo no siento joderte con otra verdad incómoda,
algo en su mirada tiene veda y sin intriga,
yo borracho en la cocina oigo sus pasos en la entrada.
Mi opción suele ser ninguna de las anteriores,
no sabe, no contesta y sufre con sus depresiones,
dentro de la regla sólo hay pipas y mamones,
no hay un hombre que se precie que no vomite en los cánones.
Fuera de renglones es lo mismo que en canciones,
mi vida es mi vida y no me invento otras versiones,
putas mal paridas buscan glorias y ovaciones,
la verdad es un bien preciado, tú mejor sigue los márgenes.
Buscan una polla que sepa escribir poemas,
yo soy el poema que está buscando su coño,
a veces, como Chaman, sé que le hablo a mis demonios,
con la fe de que en otoño no se acuerden de mis trampas.
Tengo la sonrisa de su boca y es honesta,
y con eso sé que basta para hablar de recompensa,
la vida no compensa pero pasa y va con prisa,
hay dos tipos de personas: los que están y los que piensan.


Busco respuestas, desconfío en exceso, vivo entre recuerdos,
a cuestas con el frío y el peso de veintiún inviernos,
soñando con un mundo sin cadenas y sin líderes,
aquí los hombres libres no queremos tener dueños.
Humildes y bohemios, alumnos de la experiencia,
todo cae por su peso, por inercia, recuerda,
fumo mientras pienso quién tuviera corazones de reserva,
no existe ley en la supervivencia.
Cada uno hace su historia y solito seca sus lágrimas,
si no ves más allá de tu soberbia mejor que espabiles,
respira y céntrate, trata de no rendirte,
mira siempre hacia delante, acostúmbrate a dar lo que pides.
Lo principal es que te ames a ti mismo,
que no pierdas el tiempo y que recuerdes por lo que peleas,
sentado ante un folio escribiendo un himno,
quemo, rulo, enciendo y las caladas van dándome ideas.
Día tras día cada uno forja su destino, créeme,
podéis hablar de más, pues no hay nada ya que me frene,
he vivido situaciones muy jodidas,
y he aprendido de las cosas que la vida arrebata y concede.
Odio saber a qué sabe la derrota,
muchos deberíais de cerrar la boca, no me conocéis,
fiel al rap desde hace ya casi una década,
el mundo necesita obras maestras como Agorazein.
Veréis la calma cuando acabe la tormenta,
bienvenida sea la suerte que despierta mi ánimo,
la historia se repite como un sampler, escribiendo
hasta las tantas como antes ya que en esto doy el máximo.
Yo ya he jugado con el fuego, me he curado las heridas
con la música y aún tengo bastante que hacer,
ni perdona, ni se para ese que gira en tu muñeca,
puedes llamarlo lógica, hermano, doy fe.

Como pagar a Hacienda

La gente usa el cerebro para darle estabilidad a la cabeza y así no tener, o que hacer mucha fuerza con el cuello, o resignarse y acabar mirando continuamente de lado. Qué barbaridad.

Supongo que ahora eres más guay si tienes unos buenos músculos y un buen bronceado o unas tetas enormes (ojo, lo de las tetas no lo veo mal del todo). Tío, no te digo que no te pueda gustar estar cachas. Hacer ejercicio es sano y además puede darte un toque de atractivo. Aunque yo soy un tirillas y tampoco me va mal el asunto, ¿sabes? Pero si luego cuando abres la boca emites sonidos raros y haces gestos torpes y bruscos, no te sorprendas si la chica se descojona en tu cara.

Leer debería ser obligatorio, como pagar a Hacienda. Y quien no leyese, a la cárcel por evasión de responsabilidad cultural... o alguna ley con un nombre parecido. Pero qué va a pasar aquí, coño.

Escuchar jazz también. Bueno, lo de la música es más gusto de cada uno. Yo no voy a entrar a qué tipo de música debéis o no debéis escuchar, pero si la letra es algo parecido a "arrímame tu co*o, mueve el culo, arrímame tu co*o, yo soy el más chulo"... pues deberías planteártelo.

Pero yo que sé, joder. Culturizarse un poco, leer, escuchar música, emborracharse de vez en cuando con los colegas, mirar buenas fotografías, soñar con la chica (o el chico) que te mola, entrar en Spitting (que es como una mezcla de todo lo anterior), fumarte un piti en el parque mientras piensas en lo agusto que se debe estar por ahí arriba sin nadie dándote la tabarra... lo normal, vamos.

Tampoco me gusta dármelas de profesor porque luego yo soy el peor alumno de toda la clase, pero... qué cojones, para algo bueno que os ofrezco no me vais a decir que no.

Y no olvidéis ver Family Matters y al gran Steve Urkel. ¡Viva ese larguirucho cabrón!

Llevo meando alcohol todo el día

"El amor no es algo que, cuando se acaba, hace que salgas a emborracharte. Eso es un viernes. El amor es otra cosa."
Otra semana toca a su fin y nosotros rezando porque no lo haga, como una buena pieza de música. Los días pasan volando y nosotros no corremos tras ellos por miedo al cansancio, simplemente vamos detrás, a nuestro ritmo, siempre a tirones, y la verdad es que no está tan mal.

Si ves las cosas desde una perspectiva diferente te das cuenta de que tienes una cara de "circunstancia" impresionante cuando llevas cuatro, cinco, o seis copas. No hay mucho más que analizar un domigo como hoy. Id a votar y no pongáis palabrotas en las papeletas.

Llevo meando alcohol todo el día.

Luego me subo a cenar

Síentate conmigo y olvídate de qué hora es. Desde aquí podemos ver todo aquello que nos inspira a la hora de hacer aquello que, erróneamente, llaman arte. Ves desde las escaleras del portal a los chavales jugando a la pelota en la plaza. Corren, gritan, se caen, se pelan las rodillas, se enfadan y a los dos minutos uno le da un pase de gol a otro y ya no hay piques. Mira allí. Un chico besándose con su novia en un banco, justo en frente. El pavo mueve la mano derecha lenta y torpemente sobre la cabeza, la espalda, el culo de esa chica, y aprieta. Se le nota algo nervioso. Supongo que todos nos creemos que sabemos lo que estamos haciendo pero... realmente somos unos pardillos.

Mira debajo de ese árbol. Esos viejos, perdón, ancianos, están sentados en el mejor banco de toda la plaza. El único banco donde da la sombra. Se lo merecen. Han pasado por todo lo que nosotros tenemos que pasar. Oh, tío, la tercera edad es algo increíble. Me acuerdo cuando, de pequeños, nos acercábamos y nos sentábamos en frente de ese banco, y aquellos señores mayores, con la cara arrugada y pelos en las orejas y la nariz, nos contaban historias de cuando todo eso no era más que tierra y malas hierbas. Según te vas haciendo mayor pierdes el interés por todas esas historias. Supongo que cada uno tiene bastante con lo suyo, ¿no? Pero de vez en cuando está bien pasarse por allí y charlar con ellos. No hace falta ni siquiera charlar, sólo ir allí y escuchar. Es una pena, tío.

Escucha. ¿Lo oyes? My little brown book. John Coltrane y Duke Ellington. Es del jubilado del bajo. Ahora tiene jazz, pero a veces pone música clásica, o rock and roll de los cincuenta, o... no sé, flamenco de vez en cuando. Por las mañanas pone el Himno de Riego. Es otro de los que nos contaba historias en el banco. La II República, la Guerra Civil... un luchador. Ahora no porque el hombre está jodido con la salud. En verano se sienta en una silla al lado de la ventana y se pasa allí las horas muertas. Cuando nos quedamos aquí en el portal nos pregunta sobre "cómo están las cosas". Siempre le decimos que... bueno, que ahí van. Que estudiando para poder ser alguien, que encontrar trabajo está difícil, ya sabes. Y siempre nos contesta que en su tiempo era distinto. Que él estuvo en la guerra y que no pudo estudiar porque vivía en un pueblo donde no había colegios ni nada por el estilo. Incluso a veces nos pregunta por grupos de música que nos gusten. Al principio le decíamos, pues... Public Enemy, Run DMC... yo que sé, grupos americanos, a ver si los conocía. Dice que los "Ran sí" sí los conocía, que se acordaba porque siempre iban con las zapatillas sin cordones. Después empezamos a decirle del palo de Johnny Cash, Bob Dylan, Queen, Michael Jackson. A esos sí que les conoce. Y si le decimos peña como Donald Bird, Paul Desmond, Sonny Rollins o el propio Coltrane, sonríe, su cuerpo se llena de alegría y alardea de que él tiene vinilos "de los que ya no se hacen" de esos tipos. Un día ayudé a su hija a sacar unos muebles de la casa y él me dejó llevarme los que quisiera. Sólo cogí uno. Por mí me hubiese llevado todos pero... ya sabes. Al día siguiente bajé y le regalé el CD King of Rock de los Run D. Puso ese disco a todo volumen durante toda esa tarde. Me joderá mucho cuando muera.

Y ahora están chapando la frutería. Allí, mira. Antes la tenía un matrimonio que vive justo encima, pero se jubilaron y la compró una familia marroquí que vive en ese piso de allí. Es una frutería y verdulería. Joder venden la mejor fruta de Madrid. El hijo es colega mío. Antes estuvo metido en la droga y tal. Pasaba un poco de hachís y eso aquí en el barrio. Su padre se enteró, le sacó ahí al medio de la plaza y le dio una bofetada. Al día siguiente el chaval fue al instituto, dijo que no iba a volver más y se puso a currar como un jabato con su padre. Me dijo que así su madre tendría más tiempo para cuidar de sus hermanos y no tendría que dejarse el costillar en la tienda. Es un chaval de puta madre. Dejó todo lo relacionado con la droga. Se volvió mazo de religioso. Se compró un Corán y hace el... cómo se llamaba... saláh o salat, creo que se puede decir de las dos maneras, cinco veces al día. Cuando nos reunimos en el local se baja una cachimba y tabacos guapos que se trae de Marruecos en verano. Su abuelo se vino a vivir con él y se toma cafés con el mío y con mi padre por las mañanas. En verano se salen ahí al banco y se sacan sillas y tal. Está guay.

Y eso es nuestro pequeño rincón. Es un local que llevaba abandonado un montón de años. No tenía número para alquilar ni nada, así que un día entramos y empezamos a sacar toda la mierda que había dentro. Pusimos unos cuantos ladrillos ahí con cemento y todo, cambiamos la puerta... bueno bueno. Pusimos una ventana con rejas y todo. Por dentro lo hemos dejado cojonudo. El suelo de parquet, con alfombras. Un rincón para la cachimba con alfombras y sillones marroquís y todo. Eso lo montó el que te digo de la frutería. Un par de sofás, una teleNochevieja nos metemos allí después de cenar y luego nos vamos de pedo por Madrid. O también lo usamos de picadero. Hay tres llaves. A mi me dieron una porque me conocen todos. Además casi siempre estoy por aquí. Bueno, últimamente me subo ahí a Fuencarral y toda esa zona.

Me he buscado una novia que... telita. Le han dado una beca para irse a estudiar moda a Los Ángeles y estoy currando como un cabrón para irme con ella una temporada. Yo, más que nada, por estar en Los Ángeles. Estuve en la frutería con mi colega, de mozo de almacén en el hiper de allí detrás, en una tienda de ropa... Lo que pasa que ahora con los exámanes de la universidad no tengo apenas tiempo. Estoy puteadísimo. A ver si termino y me pego un verano como Dios manda. Me dijo mi padre que si iba a trabajar pero le he dicho que ni de coña. Y nada tío, poco más. Ahora me subiré a cenar, que luego hemos quedado con toda esta peña para pegarnos un fiesteo. Tío, pensándolo así, tampoco está tan mal. Quiero decir, el barrio es mazo de grande y hay de todo. Te vas allí al lado del metro y te tiras en las colinas, o a la zona de Central y eso. Pero yo que sé, a mí la plaza esta me engancha. Es como cuando vivían en el pueblo que toda la vida social se desarrollaba allí. En cierto modo no ha cambiado tanto. Pero bueno, eso son cosas mías.

Acompáñame al estanco y luego me subo a cenar.

Prosa ambigua

Hay que dar muchas explicaciones a mucha gente y no me apetece. Quiero estar sólo, en mi mundo perfecto, donde todos los días son viernes y todas las noches son de sabor a caramelo.

No sé qué palabras usar o qué frases decir o qué gestos esconder. Todo era paraíso y se torció en el último momento. Cuál fue el preciso instante en el que perdí el rumbo de todo. 

Quiero volver a escribir epopeyas románticas y prosa ambigua. Textos que podrían ser guiones de cine, o que podrían llevarte hasta la cama de un lujoso hotel, oliendo a perfume de esa modelo y sudando borracho de hacer el amor durante horas.

Cometemos errores y nos arrepentimos por ello. Algunos errores son necesarios, pero otros... ni siquiera yo lo sé. Nos dijimos adiós de la manera más bonita y más triste. Se acabó.

Mañana despertaré y en mi cabeza habrá un vacío que hace tiempo estaba buscando. Los fantasmas del pasado han dejado de atormentarme. Ya era hora.

Catedrático de alguna lengua muerta

Tú puedes perdonar si los errores fueron leves,
a mí me vale, siempre que me pruebes,
la vida es complicada y tú lo sabes,
no importa si te vas o si te quedas, aquí dentro ya no llueve.
Sólo gris color ceniza y no tormenta,
medidas enfermizas cuando el corazón calienta, 
pidieron libertad, están a salvo,
miré dentro del alma y la columna se hizo polvo.
Yo sigo en mi azotea con los dos ojos cerrados,
oyendo si respiras, cigarros encendidos,
yo sigo buscando que me saques del pasado,
si mañana será historia lo que hoy hemos vivido,
te hago partícipe de todos mis pecados,
y una lágrima en la arena sin saber por qué te has ido.
No más poesía, ¡por Dios!, no más suspense,
yo sigo en esta mierda hasta el día que me canse,
y con el ego hecho cenizas, pero deja que lo prense,
odiando lo que amo por mucho que lo piense.
Sólo tengo errores y algunas fotografías,
la lengua sucia y botellas vacías,
un par de versos, lápices sin punta,
catedrático de alguna lengua muerta,
todo problemas, a quién coño le importa,
si el orgullo se me esconde cuando entras por la puerta.
Paseos entre ruinas, colillas de Fortuna,
noches en blanco, susurros con la luna,
la pasta en la terraza o con la luz de la reserva,
cinco remedios y ninguno que me sirva,
tú solo observa, siéntate y escarba,
el oro está ahí debajo y la esperanza lo conserva.
Pégame un toque si me oyes, 
si ves a algún chaval bajo la lluvia, ahogándome en tu calle,
yo charlo con tu piva, pero omito los detalles,
y estará tarareando mis canciones cuando folles. 
No tengo más, al final siempre me rindo,
ya no hay silencio, pero yo lo sigo oyendo,
están gritando, yo sigo por el fondo,
las flores de colores y los pájaros silbando,
sólo son niños, mírales están creciendo,
déjales tronco que se sigan columpiando.
Metahedonista - O.G.

Soy un don nadie

Perdido entre cientos de versos sueltos y no me encuentro. Hace tiempo que dejé de buscar. Algún día me cruzaré conmigo mismo y pensaré: eh, yo conozco a este tipo. Después subiré al tren y miraré a través de la ventanilla, viendo cómo queda atrás el andén, y con él, todo lo que alguna vez fui.

Yo me fundo con las notas que emanan del saxofón de John Coltrane. Me transformo en el aire que llenan sus pulmones y que sale por su boca, convirtiendo el sonido más sepulcral y delicioso en una melodía capaz de hacer que los sentimientos vuelen y sólo quede lugar para la paz más absoluta.

Soy el último trago que dio Charlie Parker. Los minutos que hacía esperar al resto. Las borracheras y su capacidad de hacer que sus dedos tocasen las teclas con tanta suavidad como cuando tocas a una mujer. Yo soy un granjero de Iowa sentado en el porche de su casa observando el atardecer, rodeado por miles de espigas de trigo que se balanceaban al son de una canción que sólo sabe tocar el viento.

Me vieron subir a la Torre Eiffel y gritar que el amor no existe. París es una metáfora que sólo se reproduce cuando el fuego de la cerilla enciende la vela que hay en la mesa. El muro de Berlín se derribó cuando pusiste tus labios en él. Todavía no hay nada ni nadie que pueda resistirse.

Intenta olvidar por un momento quién eres. Imagina otra vida. Soy un escritor de Los Ángeles que vive entre las teclas de su máquina de escribir y el mayor exceso jamás conocido. Yo soy el creador de ese realismo sucio que tanta fama dio a Bukowski. Yo puse de moda el LSD y el ácido en la sicodélica y decadente década de los 70'. Lleno de tinta el vaso y de alcohol los folios en blanco mientras bebo las gotas que entran por la ventana en un día de tormenta.

Espero a que ella se vaya para levantarme y echar por el váter todas las impurezas de un cuerpo golpeado por las olas del tiempo y la mala vida. Abro el agua caliente y dejo que los malos recuerdos acaben en las tuberías entre lágrimas y sangre de unos pulmones asfaltados.

Y aún así me preguntas quién soy. Es muy sencillo, querida.

Soy un don nadie.

Soy bebedor de fondo

Dedícame cinco minutos, yo te explico cómo va todo,
la vida es simple y dolorosa, te mantiene atado,
salir corriendo, parar quieto, ver lo que sucede,
una mañana te despiertas y todo coincide.
Dedícame cinco minutos, yo te explico cómo va todo,
la vida es simple y dolorosa, te mantiene atado,
salir corriendo, parar quieto, ver lo que sucede,
una mañana te despiertas.

Cuento lo que tengo y lo que tuve, si algo se complica, búscame,
miraré más por mí a partir de hoy, lo que merezca dame,
pasión enorme por la bebida y el finde,
todo el honor que me queda es quien me cuida y me hace grande.
De mí depende dejar esto para luego,
bajones de vez en cuando, me derrumbo hasta que olvido y sigo,
lo quiero vivo, dijo mi enemigo ilusionado,
es difícil vencerme ya que siempre lo doy todo.
Tú, préstame atención y que te follen si me fallas,
quiero vivir siempre joven y sonar de fondo como el jazz,
jugar es caro y estrellarse vale el doble,
abrir la boca demasiado puede ser imperdonable.
Que Dios me libre de ser como vosotros,
todo este amor invencible sólo va para unos cuantos,
sangrando desde el corazón al folio,
el futuro es un misterio, me muevo por sobresaltos.

Dedícame cinco minutos, yo te explico cómo va todo,
la vida es simple y dolorosa, te mantiene atado,
salir corriendo, parar quieto, ver lo que sucede,
una mañana te despiertas y todo coincide.
Dedícame cinco minutos, yo te explico cómo va todo,
la vida es simple y dolorosa, te mantiene atado,
salir corriendo, parar quieto, ver lo que sucede,
una mañana te despiertas.

Qué poco puedes aprender del que no sabe,
estoy diciendo, el pasado nos castiga pero no me hablando,
limpiándome las Nike en la bañera un viernes,
cosiéndome las alas, fumando tardes y tardes.
Intento hacer de esto algo ameno,
soy bebedor de fondo, rap profundo como el calor del verano,
¿vas a aprovecharte? lo llevas pintao' en la cara,
sí, yo pongo de mi parte, voy fumao' ya de por vida.
Por cada roto un escrito que se cose, 
se me compara con un vómito al guapito de la clase,
pierden el suspense cuando dicen que tienen un plan,
sigo aunque me canse, dinero y noticias vuelan.
Escúchame cuando te hable, yo soy de los que
odian el verano y el invierno, beben y ven doble,
vivo en mi nube constante, sé que todo acaba,
mas vuestro orgullo es el dinero que la Iglesia os roba.
El diablo espera, la noche es un enigma,
doble poder pa'l puebo, soy un Pablo que se folla a Bilma,
puedes hablar hasta que te rompan la boca,
sonar gordo justifica nuestra música en tu discman.

Dedícame cinco minutos, yo te explico cómo va todo,
la vida es simple y dolorosa, te mantiene atado,
salir corriendo, parar quieto, ver lo que sucede,
una mañana te despiertas y todo coincide.
Dedícame cinco minutos, yo te explico cómo va todo,
la vida es simple y dolorosa, te mantiene atado,
salir corriendo, parar quieto, ver lo que sucede,
una mañana te despiertas.

Entre ruinas y polvo

Me asomo a sus ojos y termino cayéndome dentro. Siempre me prometo que será la última vez y siempre acabo mintiéndome. Las farolas de aquella enorme ciudad ya no lucen. Las voces que llenaban sus calles se han apagado para siempre. Los grandes edificios no son más que fantasmas de ladrillo y cristal.

Toda aquella gran maquinaria se paró para no volver a funcionar. Todas las esperanzas que depositamos allí se hundieron en el gran lago central, y ahora descansan en el fondo, esperando a que algún marginado medio loco las recoja.

Me asomo a sus ojos y vuelvo a caer dentro. Me levanto, me sacudo el polvo y comienzo a andar. Conozco casi todos sus caminos, sus atajos, sus calles, sus locales, sus trucos... conozco casi todo. Siempre acabo dando vueltas, recordando tiempos pasados, cuando todo aquello rebosaba vida. Hoy las flores están marchitas, las ramas de los árboles desnudas, las rejas de las casas se han oxidado y el cielo sigue gris. Sólo unos cuantos perros callejeros pasean ya por sus calles.

He andado por todos aquellos barrios decenas de veces. Me he sentado en el mismo café de siempre a observar la soledad que allí reina y el silencio que desprende cada oscuro rincón de ese gigante dormido. Tiempo atrás, veíamos pasar gente que venía de compras, que se sentaba en la mesa de nuestra derecha y se ponían a charlar sobre vanalidades. Coches que circulaban a derecha e izquierda, taxis que de vez en cuando dejaban a alguien por aquella zona y salían disparados para buscar nuevos pasajeros. Hoy no hay nadie a quien llevar.

Hoy ya no investigo aquella sonrisa que tiempo atrás me enloquecía. Nunca logré descubrir qué era lo que tenía exactamente, pero aún hoy sigo sin poder quitármela de la cabeza. Ahora me conformo con dar paseos interminables entre ruinas y polvo. Andando durante horas y acabando con los pies empapados de ir pisando charcos. Si alguna vez tengo ganas de llorar siempre me gusta ir allí. La lluvia disimula las lágrimas. Aunque, pensándolo bien, a quién le importa, si no hay nadie que pueda verme.

Alguna vez me gustaría coger una barca, ir al centro del lago y sumergirme a remover esas esperanzas que allí duermen desde hace ya. Pero la madera está podrida por la humedad, no sé qué podría encontrar allí dentro y no tengo cojones a comprobarlo. Cada vez que me acerco me invade esa extraña sensación. Por eso siempre acabo aquí, recordando que hubo tiempos mejores en los que me creía inmortal.

Contáos algo

¿Te lo vas a hacer? Vale. Si, un par nada más que tengo que conducir. Sí, tengo que llevar a estos para allá. Claro que vuelvo. Joder, tiene una pinta estupenda. Se nota. Sí, sólo por el olor... Espera, ya bajo yo.

Oye, estamos arriba, ¿se sube alguno? Sí, uno. Ahora mismo. Pues cuando nos lo chapemos entero. Claro que estaré en condiciones de llevaros. Así iremos más rápido, ¿que no? Bueno quien quiera que se suba. Sí, súbetelo, y el ron también.

Joder huele a paraíso. Si el cielo existe tiene que ser algo parecido a lo que eso te produce. Si, el viernes pasado. A dos pavos el papel, ¿sabes? Te renta, hazme caso. Bueno no para todos los días, está claro, pero en ocasiones especiales como hoy... demasiado.

Mira lo que te he traído. Si bueno, ellos venían de regalo, qué le vamos a hacer. Desvírgatelo tú. ¿Tren? No, ¿no? Claro, mejor de tranquis. Sí, sí, un par o tres y rulas. Han elegido nuevo Papa. Ya lo quisiera yo para mis geranios, sí. Suave, ¿eh? Espera, dame la copa esa. Ahora verás, espera. Pásamelo. Mira. Hhhh. La crema, chico. Sólo hay algo mejor que ésto. Iba a decir uno sólo pero... dos coños mejor que uno. Sí, sí, yo con uno me conformo. A pan y agua demasiado tiempo. Ah, toma, tú. Dale bien. Quítale la uña. Ahí. Pasa el cenicero. Qué bueno. Ahora vengo.

Dime. Si, en casa de éste. Nos quedaremos un rato largo. Yo ahora tengo que llevar a algunos para allá. Sí, con el coche. Sí, el pequeño. No te quejes cabrón, que te vienes a pata. Sí. Sí. Quedamos en la plaza del kebab. Sí porque me han dicho que les deje allí. Por la parte de detrás que hay aparcamiento. No sé, cuarto de hora, ¿por? Vale, cuando salgamos te doy un toque. Bájate algo de comer. Sí, pero no tengo pasta. No sé, patatas, un bollo o algo, que me ha entrado un hambre de repente... Vale, vale, te doy un toque. Hasta luego.

Oye voy al baño, estáis todos, ¿no? Bueno ahora subo y le aviso. Sí, están dándole. Nah, yo un par. Sí, joder. ¿No te fías? Siempre puedes coger el metro. Sí, ríete, ríete. Bueno voy a avisar a éste. 

-Joder voy a echar una meada que si no la liamos parda. Oh, Dios mío. Esto es lo mejor de beber.-

Tú, venga vámonos. Sí, están todos abajo. Venga dale la última y despídete. No te sale lo de la copa, tío, eres un incapaz. Vamos, anda, tira para abajo. Sí, he hablado con él ahora. Sí, os dejo y se viene él. En el kebab, sí. Vale. Te puedo dejar un pavo nada más. Es que no tengo más. Pues la cerveza, el ron, la Coca-Cola, un par de bolsas de patatas... Joder lo he pagado todo yo, cabrones. El próximo día me invitaréis a un botellín o algo. Bueno pues si son dos, mejor.

Vamos "chavules". Bueno tío ahora vengo, me traigo a éste. Sí, que me ha llamado. Vale. ¿Un toque? ¿No funciona el timbre? Ah, vale. Bueno pues ahora vengo. No, no hace falta, lo dejo en la calle del metro y ya está. Sí, además el airecito me vendrá bien. Joder, no veas si pega esa mierda. Si subes a lo mejor tienes la penúltima. No, tío, la última no, es de mala educación. Bueno tú verás. Si luego te haces otro no hay problema. ¡Si, ya voy! Bueno, tío, ahora nos vemos.

Esperad, joder, que llevo yo las llaves de la nave. Bueno, será un huevo, pero es un huevo espacial. Pues a la carta más alta o lo que queráis pero conduzco yo. El resto de sitios me la suda. Dos detrás. Sólo es de cuatro. Por eso somos cuatro. Pues si suben cinco y nos paran los pitufos me ponen una multa. Pues la tengo que pagar yo, por idiota. Sí, supongo que me quedaría sin él un tiempo. Para reflexionar. Sí, tío, estoy bien, deja de preguntármelo cada tres minutos. Bueno pues vamos más despacio y ya está. Además de aquí al barrio no hay que salir a carretera, y las horas que son... estará todo vacío. Espera, ya, pasa. Toma, el cadenote. Cinturones, aunque la multa es para vosotros, pero el disgusto es para todos. Échate un poco a la izquierda que no veo si doy al de detrás. Ahí. Tres, dos, uno, despegando. Houston, despegue efectuado, será un largo viaje. No tío, no pongas la radio, contáos algo.

Es mi puta favorita

Creo que la he perdido. Después de hablar tantas veces sobre ella, de jactarme día sí y día también de poseer algo que, realmente, no era mío, pero sé que estaba ahí. Después de compartir con vosotros pensamientos que estaban en el fondo de mi cabeza, escondidos entre tuberías oxidadadas y con escapes, después de limpiar mi alma a base de escupiros frases. Después de todo eso... tengo la sensación de que se acabó.

No sé si volverá. No quiero llamarla. Esa *******, esa ***********, esa pequeña puta... es como una mala amante. Juega contigo y te hace pensar que tú eres el que lleva las riendas pero... no es así. Después de haber pasado con ella mil y una noches, sintiéndome como en cualquier motel de carretera, entre sábanas amarillentas y suelos de madera podrida por la humedad de las goteras del techo. De despertarme a las tantas de la madrugada, tener que lavarme la cara y mirarme en el espejo roto. Verla tocada por las ojeras, las arrugas, el paso del tiempo y el aplomo con el que caen las noticias sobre mi espalda. No era una buena vida, pero, joder, a mi me gustaba. Era la vida que yo había elegido.

Y una mañana cualquiera te despiertas, te das la vuelta y ya no está. Se ha ido. Se ha ido y no ha dejado nada. Ni una triste nota de despedida. Quizá mejor. Quizá piense que si no sé dónde está no iré tras ella. O quizá le guste que la persiga. No lo sé.

Ahora paso las noches recordándola, sentado en el balcón y mirando desde arriba el fondo de la calle, esperando que algún día de estos vuelva. Me gustaría verla andar hacia mí como solía hacerlo. Contoneando el culo, cruzando las piernas al andar como una modelo, pero con la indumentaria de una streapper que acaba de salir de trabajar. Masticando grotescamente el chicle y maldiciendo en voz alta por lo puta que es la vida, mandando al carajo a todos aquellos que le sueltan alguna barbaridad al pasar. Sí, tío, era una puta, pero era mi puta favorita.

Lo único que queda de aquellos buenos tiempos son recuerdos, fotografías, algún escrito, colillas en el cenicero y alcohol en el fondo del vaso. Las rosas murieron pero aún siguen en agua. Quizá si regresas renazcan... la verdad es que las rosas me dan igual.

Me duele más que cualquier adios de una mujer. Pero no derramaré lágrimas por ella porque sabía cómo iba a ser desde el principio. Sabía que este momento podía llegar y aún así dejé que jugase conmigo como había jugado con esos tíos tiempo atrás. Creía que iba a ser mía para siempre. Qué gilipollas fui.

La inspiración es una puta... pero es mi puta favorita.

Mi corazoncito en trocitos

Es mi palabra,
en esta me rapeo lo que salga,
me bajo la persiana y escribo con calma,
que te parta un rayo, furia desde mi jaula.
Para los románicos de los noventa,
amantes de lo auténtico,
si no te representa, aire,
más rapeos mortales y menos abdominales.
Banda sonora pa' tu calle,
hombres originales, sabiduría,
que deberían escuchar esos chavales,
qué te voy a contar, hermano, si ya lo sabes.
Esto va para mi raza, mi sangre,
yo sólo hablo para mi porcentaje,
sobre esto soy libre, imposible,
yo, eso tuyo ya no sirve.
Escuchando lo vuestro, yo sufro,
si no es real yo sufro,
si no tiene la esencia, yo sufro,
díselo a tu grupo, vida, yo sufro.
Eh, yo estoy en mi salsa, música con clase,
como quítate la ropa despacito,
tengo roto mi corazoncito en trocitos
desde el principio, esto es lo que necesito.
Eh, yo, derrama el licor por el hip hop,
llevo unas Reebok Blacktop, palomitas pa este circo,
puro teatro, hermano,
te hablamos claro sobre el cuatro por cuatro.
Traemos las nubes de drama a tu barrio,
sí, prende tu radio,
llámanos lo necesario,
viajando entre tiempo y espacio, corto y cambio.

Qué coño ha pasado aquí

Anduve durante veinte, quizá veinticinco, minutos por aquella interminable calle. Era cuesta arriba y no se vislumbraba el final. Los pies pedían clemencia y parecía que las piernas se iban a unir a aquella pequeña revolución. Mi estómago rugía por el hambre y mi cabeza daba vueltas bajo aquel Sol veraniego y asfixiante. 

Tenía la camiseta colgada del hombro y los pantalones cortos lo más remangados posibles. La verdad es que era una imagen bastante penosa de un hombre. Un metro noventa y sólo sesenta y cinco kilos. Un alambre sudoroso y blanco como la leche caminando a mediodía bajo el Sol. Menudo gilipollas.

Al principio tenía miedo de quemarme en exceso la nuca. Después de quitarme la camiseta eso daba igual. Mi piel estaba tomando un tono rojizo que no auguraba nada bueno para el día siguiente.

Encontré un parque bastante cutre con banco bajo un par de árboles. Era como un oasis en medio del desierto. Fui a sentarme como aquel que ve la luz cuando cree que ha llegado su hora. Pensé en algo. ¿Y si fuese al revés? Y si, en vez de ser como nos tienen acostumbrados, fuese totalmente al contrario. Quiero decir, es bien sabido que cuando estás a punto de dejar esta vida perra apareces en un túnel oscuro y que al fondo hay una luz. Teóricamente una voz celestial (probablemente Dios, o quizá algún ratero cabrón) te incita a ir hacia la luz. Entonces tú vas decidido y se acabó: la palmaste. ¿Se supone que tenemos que quedarnos en la oscuridad entonces? Quiero decir, qué hay que hacer para quedarse en el mundo de los vivos. Andar de espaldas, quedarse ahí... no sé. Quizá sea al revés. Quizá si vas hacia la luz te salves del cruel y fatuo destino de la muerte y nos tienen dicho eso para que no vayamos hacia ella y la palmemos. ¿Es la manera de controlar la tasa de población mundial? Joder, que cabrones...

Bueno después de pensar y recapacitar sobre ello durante, al menos, dos minutos más, me tumbé boca arriba en el banco y cerré los ojos. Empezaba a soplar una ligera brisa bajo la sombra de aquellos árboles y un sueñecito no me iba a venir nada mal.

Cuando desperté era de noche. Lo más extraño es que la calle seguía desierta y parecía que nadie había pasado por allí durante mi visita por el mundo de los sueños. Me levanté del banco, me estiré un poco y miré alrededor: nada. No había nadie. Ni siquiera había coches. Joder, era todo muy extraño.

Decidí seguir mi camino, así que me puse la camiseta y como si no hubiese pasado nada. Coño, aún no se veía el final de la calle. ¿Acaso esa puta calle no tenía final? Todo estaba siendo bastante extraño la verdad. No es que no hubiese ninguna persona por allí, es que no había ni siquiera pajarillos o insectos o cualquier otra cosa viva. Estaba yo... y ya está.

Empecé a preguntarme cuánto tiempo había estado durmiendo. La zona se veía bastante cuidada como para que hubiese habido un ataque terrorista a gran escala o algo similar al fin del mundo. Como tanto silencio me estaba emparanoiándome decidí empezar a cantar en voz alta: I'm walking on sunshine, uoooooh... ¡I'm walking on sunshine, uoooooh! ¡I'M WALKING ON SUNSHINE, UO-OOO-OOOH!

Nada de nada. A nadie le importaba mi canto estridente. Joder. Mentiría si te dijese que no estaba empezando a acojonarme. Todo era muy extraño, en serio. Ese día no había probado ni gota de alcohol. No había fumado ni una sola calada de absolutamente nada. No me pincho siquiera, no consumo estupefacientes, o LSD, o mierdas similares. ¿Qué coño estaba pasando?

Miré al frente y seguía sin ver el final de la calle. Es más, cada vez parecía más empinada aquella puta cuesta. No sabía ni qué hora era. No tenía reloj, ni móvil... coño, tenía cartera. La abrí, miré la zona del monedero... calderilla. Miré la zona de los billetes, donde tenía que estar la auténtica pasta gansa:... cero.

De vergüenza. En una especie de barrio post-cuidado-apocalíptico sin dinero, sin móvil, sin reloj, sin armas para defenderme de la absoluta soledad... alcohol o cigarrillos, para que me entendáis.

Los altos bloques de edificios dejaron sitio a bonitos chalets. Enormes chalets. Me acerqué al muro del primero, me subí y miré a ver qué había detrás. Una piscina, una pelota de playa y una toalla sobre el césped. Dios, ahí tenía que haber habido alguien hace muy poco. Aún había marcas de agua en el bordillo. 

Bajé del muro y miré en la siguiente casa. Esta vez no había piscina. Había una gran mesa rectangular y multitud de sillas descolocadas, como si hubiese habido una reunión familiar y se hubiese recogido todo. También había una barbacoa y... Dios Santo, ¡comida! Salté el muro sin pensar en qué podía pasarme si abandonaba aquella interminable y puta calle. Me acerqué y cogí una chuleta. Estaba caliente. Rápidamente observe alrededor. Alguien tenía que haber cocinado esa chuleta. Pero no había nadie y la puerta del patio estaba cerrada con llave. Decidí sentarme y comerme toda aquella comida. Al fin y al cabo no sabía cuánto llevaba sin probar bocado. Seguro que era más de lo que un hombre occidental puede soportar.

Terminé de comer, salté de nuevo el muro y seguí andando. Me encontré un gran edificio con un enorme cartel: SportGymaerobic, ya que había un equipo de música y altavoces en las cuatro esquinas de la habitación. Era la primera vez que pisaba un sitio como aquel.

Después fui a otra sala, aún más grande. Estaba llena de máquinas. Pesas, bancos de ejercicios, sacos de boxeo, una máquina para hacer algo parecido al remo. También era la primera vez que pisaba un sitio así. Como mi brazo no se caracterizaba por poseer una fuerza impresionante, y además no era el momento adecuado para ponerme a hacer ejercicio, miré a través de una gran cristalera que daba a la calle. Apoyé las dos manos y la frente sobre el cristal. Escudriñé toda la calle, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, varias veces. Estaba vacía y oscura, aunque las farolas se habían encendido ya. ¿Qué hora podría ser, joder?

La quinta vez que observaba la calle vi algo que, por un lado me llamó la atención gratamente y, por otro, me acojonó como a una colegiala: una persona. O eso creo. Solté un sonido de sorpresa y, no sé cómo, esa "persona" me oyó, giró la cabeza hacia arriba y me vio. La imagen tenía que ser, al menos, curiosa. Un tipo apoyado en un cristal enorme, con multitud de máquinas de correr detrás. Parecería un gran acuario y yo el primer pez de la colección.

No pude moverme, mis piernas se habían ido de cañas con mis pies tras una revolución silenciosa y en la sombra, como la Guerra Fría. Esa cosa me miró hasta que por fin recuperé la movilidad. En cuanto contraje el primer músculo para salir corriendo allí abajo, esa puta sombra, o persona, o... qué sé yo, empezó a correr. ¡No joder! ¡Espera! Bajé echando hostias y dándome con todas y cada una de las putas máquinas. Tropecé en las escaleras y apunto estuve de partirme la crisma, pero conseguí llegar abajo. Salí a la calle y paré, mirando primeramente al lugar donde había visto aquella sombra y, después, el resto de la calle... Ya no había nadie.

Su puta madre. La carrera no me sentó nada bien. La cena se había removido demasiado en mi interior y empecé a sentirme mal. Eché la pota. Vomité hasta la primera papilla. Todo el suelo lleno de tropezones rojos. Joder, me dio un asco tan terrible que volví a vomitar. Esta vez sólo eran jugos gástricos y bilis. Era como aguardiente. Me dejó la garganta hecha una mierda. Encima ese cabrón se me había escapado.

Estaba reventado. Hacía al menos trece años que no hacía deporte, y mi vida sedentaria no ayudaba nada. El alcohol, el tabaco y alguna que otra mierda, que no nombraré ahora, no son buenas a largo plazo.

Doblé la esquina y miré al supuesto final de la calle. Parecía estar a tres días de camino, así que decidí volver al mágico y cruel parque donde había estado durmiendo hacía unas horas. Me senté y miré alrededor durante un rato por si aquel extraño ser decidía darse un garbeo por allí, pero nada. Después me tumbé, aunque me costó bastante dormirme. Estaba un poco acojonado por lo que pudiese pasarme. Además tenía un revuelto en el estómago bastante considerable y me ardía el pecho y la garganta a causa de los jugos estomacales expulsados junto con toda mi cena. Estaba hecho un trapo. Finalmente me dormí. 

He de decir que cuando me pasó todo aquello no estaba bajo el efecto de ningún tipo de droga. Había salido a dar una vuelta por el barrio, simplemente. El por qué de dar una vuelta con esas pintas no viene al caso, es una historia que contaré otro día pero... no sé, fue todo bastante bizarro.

El caso es que me despertó una irritante voz. En el primer momento pensé en no abrir los ojos y hacerme el dormido, pensando que era esa extraña criatura y que, si abría los ojos, me comería, o me mataría, o Dios sabe qué. Además no sabía qué aspecto podía tener. No tenía cojones a abrirlos. Sí, qué pasa, como una colegiala.

El sonido se repetía constantemente, pero yo no lograba reconocer qué coño me estaba intentado decir. De repente me empezó a pinchar en las costillas. Jodida cosa mutante. ¡Para ya! Pero no paraba. Ante sus múltiples pinchazos decidí ponerme en pie de un salto y gritando como un descosido para ahuyentar a esa mala bestia.

¡AAUAAAAAAOOOOOOH! Parecía el rugido de una pantera.

Aquella cosa cayó de espaldas. Y... empezó a llorar. Qué cojones... Abrí los ojos y vi algo totalmente inreíble... un niño. Un simple y puto niño rubio con una gorra roja. Me cago en mi vida tres veces. Cómo cojones había podido tener miedo de un niño. Empezó a llorar y oí otra voz de fondo. Volví de mi máximo estado de empanamiento y me di la vuelta... una mujer. Parecía su madre. Probablemente había visto la escena porque venía chillando como una loca y agitando los brazos. Fui corriendo hacia ella a la vez que ella venía hacía mi. Probablemente ella viniese a darme un par de hostias o algo similar. Pero yo fui a abrazarla. Era un alivio tremendo el volver a ver gente. La abracé y la besé como tres veces en cada mejilla. Aquella pobre mujer estaría flipando.

La solté, le di las gracias y le pregunté la hora. La mujer me respondió bastante asombrada y dubitativa. Eran las cinco y media de la tarde. ¿Qué coño había pasado entonces? ¿Había sido un sueño? Joder... no era posible. La boca me sabía a vómito. Anduve hasta la puerta del gimnasio y ahí vi a un hombre bajito fregando los restos de carne que, en teoría, yo había dejado ahí. 

Seguí la calle mientras pensaba en qué había sido todo eso. ¿Sonambulismo? Quizá me había colado en esa casa mientras estaba en modo zombie y había cogido toda aquella comida ante la cara de inredulidad de los comensales... no sé, no creo.

Miré al fondo de la calle y no veía el final. Puta calle interminable.

Bueno, pensé, así tendré tiempo para saber qué coño ha pasado aquí.

Queredme más

Otro día que echar al saco. La verdad es que el sábado ha mejorado bastante respecto de esta tarde. Ha sido salir de casa, sin ningún plan aparente, e irse las nubes. Ha dejado de llover, pero ha venido el frío.

Con la gente a la que coges cariño aunque les veas una vez por semana. La gente que ves siempre. Sabes que siempre van a estar ahí, y que si no están no vas a tener problema, porque les llamas y vienen.

Y no quiero alarmar a nadie pero... creo que me estoy centrando mucho en una piva. A muchos no os importará. A otros muchos tampoco, pero a mi me importa menos que no os importe. Esa sensación es muy agradable. El que después de tanto tiempo te vuelva a gustar una persona de tal modo que digas: joder, no puedo dejar de mirarle el culo cuando está de espaldas y su sonrisa cuando está de frente.

Quizá sea cosa del poco alcohol que he bebido o del humo de los canutos. Caerá. Espero y, casi al cien por cien, sé, que al final caerá. Y ladrarme lo que queráis pero no la veo como un trofeo. La veo más bien como... una diosa. Una diosa a la que venerar y rendir tributo día sí y día también. Una mujer como cualquier otra mujer. Con sus miles de cosas especiales. Como a mí me gustan las mujeres.

Otro día escribiré sobre ello. Tengo muchas cosas en la cabeza sobre lo que escribir, pero casi todo es sobre mujeres, extraños sentimientos y cosas así. Al final siempre acabo hablando de lo mismo.

Es posible que tenga un trauma. O que ellas no me quieran lo suficiente.

Queredme más. Amáme sobre el sofá.

El mundo es de color gris

Miras por la ventana y el mundo es de color gris. Miras tu alma y ves que se camuflaría perfectamente ahí fuera.

La vista es bonita. La lluvia cae sobre el césped, los árboles, las flores... Las paredes de ladrillo se vuelven más oscuras a medida que cae el agua. El aire cada vez es más limpio y agradable de respirar.

No tengo nada que mostrar. Mi vida está igual de gris. Falta algo pero no sé qué es. No hay sentimientos de pena, o de angustia. No hay rabia, no son sentimientos malos o tristes. Son sentimientos extraños. No sabría definirlo con palabras. Simplemente hay que vivirlos y aún así no podrías llegar a comprenderlo.

"...no me pidas que calme,
vale lo confieso: yo maté a Laura Palmer,
cuando la palme, incinerarme, un billete de cincuenta,
una botella de Larios, igual hay un after en el otro barrio.
Esta noche llueve y París es una fiesta,
a veces ser feliz qué poco cuesta,
a veces no hay respuestas, todo es alquimia, papiroflexia,
en un mundo donde hay muertas de hambre y muertas de anorexia.
[...]
Todo lo bueno se acaba, otra vez a hacer cola,
lo que no mata engorda y lo que no, no mola,
abrazado a una farola, borracho, maldices a las diosas,
recuerdas con nostalgia los días de vino y rosas.
[...]
Días de vino y rosas, todo es plástico,
lo efímero y banal se convierte en clásico,
otra mentira, otra apatía,
el problema: la angustia, la solución: la geometría."

Se siente

Parece que los chicos de Blogger han solucionado los ligeros problemillas que tenían y se puede volver a usar esto. Son las cuatro de la mañana, acabo de llegar y no tengo ganas de pensar. Prometo que a lo largo de este finde me curraré una buena entrada.

Anoche estuvo leyendo al señor Bukowski y me sentía muy inspirado, pero entre que esto no funcionaba y que no me iba a levantar para escribirlo en un papel se perdió todo. Se siente.

Mantenéos al tanto que algo habrá.

Tecla verde

"Noventa y nueve problemas, 
vivir de mil maneras, todo lo que quieras,
all you want is this, sin monedas,
mil noches tripping, mirando ahí afuera."

Pillas el móvil, buscas el nombre, tecla verde. ¿Te bajas?

No tenemos mucho que hacer por aquí, por el barrio. Supongo que tirarnos en las colinas a beber un poco. Parecemos vacas viendo cómo pasa el tren. Aquí no existe el tiempo, ¿sabes? Sólo hablas y hablas y sigues hablando. Da igual sobre qué, nada es importante pero todo importa.

Es igual a quién llames. Eso es lo bueno. Todos están ahí para escucharte. Todos saben que tú también estás para escucharles. Aunque al final siempre acabemos hablando de lo mismo y contemos una y otra vez las historias de nuestras ex.

Es genial, tío. Te invito a que me cojas el teléfono algún día y lo pruebes.

Diez pasos son diez pasos

-¿Qué pasa, tío?
*Ey. Pues na', ya ves. Como siempre. ¿Tú?
-Igual. Un poco hasta el nabo.
*¿Y eso?
-Pues por la uni y eso ¿sabes?. Las clases por la tarde y tal, que me destrozan mucho.
*Ya, tío. Es una putadilla.
-Bueno, tampoco me quejo mucho porque no voy a la mitad, osea que...
*Menudo hijo puta.
-Ya, tío. ¿Y tú cómo vas?
*Trabajando. Bueno, no trabajo mucho, pero tengo que ir allí.
-Menudo pringao'.
*Que te follen.
-Bueno pero puedes ver alguna peli o algo. Por lo menos...
*Buah, es que si no me pegaba un tiro en un huevo.
-¡Paium!
*¿Qué eres, tonto?
-Que te calles. Y con ésta cómo vas. Hay tema ya o qué.
*Pfff. Ahí voy. Se supone que este finde he quedado con ella.
-Pero le meteras un poco de lengua al menos ¿no?
*No sé, en teoría es para vernos y hablar un poco.
-Maricón...
*Que te jodan. Y tú qué, muerto de hambre.
-Yo voy a mi ritmo.
*Menudo un ritmo de mierda.
-Bueno yo no he dicho que sea un buen ritmo. Está jodido follar un poco en estos tiempos que corren.
*No te jode. No se te va a presentar una aquí y a decirte: fóllame.
-¿Te imaginas?
*No.
-Claro... Bueno pues no sé, tío. Habla un poco, le tiras los trastos como tirarías un sofá por una escalera y te lanzas. De que te diga que no no pasa.
*A lo mejor me hace la cobra.
-A lo mejor te hace la cobra y te da un hostión.
*A lo mejor.
-A lo mejor.
*Na, pero... no sé. No está muy claro todavía.
-Qué claro ni que hostias. Tú te lanzas. Si  te hace la trece catorce te levantas muy dignamente, le llamas puta en su cara y te vas.
*Así de fácil ¿no?
-Ni más ni menos. Y luego te das la vuelta y le dices: ah, se me olvidaba... zorra. Y quedas como un señor.
*Menudo un gilipollas estás hecho.
-Anda. Pues no te digo yo que no quedarías de puta madre.
*Si pero tengo intención de intentarlo más veces si me dice que no.
-Bueno pues si te hace la cobra lo vuelves a intentar. Si te la vuelve a hacer ya te levantas y te vas.
*Nada, nada.
-Oye, este finde qué. Habrá que salir o algo. ¿Has hablado con esta gente o qué?
*No, de momento no.
-Joder. A ver si salen porque luego no les veo en toda la semana ni na'. Luego los muy rancios a las doce dicen que se van, que están cansados. De tocarse los huevos están cansados, no te jode.
*Hombre, tocarse los huevos cansa.
-No te creas. Llevo casi cinco años haciéndolo de manera profesional y cada día me gusta más.
*El jueves hablamos a ver qué hacemos. Nos bajaremos a las colinas a tomar unas cervezas.
-De puta madre. Pues nada me llevaré el coche a clase y así llego pronto después.
*Yo llego casi a las nueve osea que no hay prisa.
-He dicho que me llevo el coche y así llego antes, y punto.
*Bueno, todavía te doy una hostia.
-Oye, tío ¿qué hora es?
*Espera que mire... las nueve y media. ¿Te piras?
-Si, ya es hora de irse yendo a casa. Pfff... no me acercas, ¿no?
*No.
-Sucio... pues nada ahora una cuesta arriba cojonuda. Espera, vamos por ahí que es más corto.
*Qué coño más corto. Mi casa me pilla de camino por aquí.
-Anda, no me jodas. Diez pasos más.
*Bueno, pero diez pasos son diez pasos.
-Diez hostias te voy a dar.
*¡Eeeeeeeeeeh!
-¡Eeeeeeeeeeh! Vamos anda.
*Aaaaih, pero que hijo de puta estás hecho.
-Que te calles.

Muerde fuerte

Estoy mirando sus fotos. Llámame rayao, pive. Lo que nos dijimos fue bonito pero tengo la sensación de que era un escudo tras el que escondernos. Los sentimientos son importantes pero son sólo sentimientos. Lo que de verdad importa son los besos, las caricias, tus mordiscos en el labio hasta que sangran los míos.

Te llevaste algo que era mío pero no me lo devuelvas. Quédatelo bien dentro y quizá en un futuro te apetezca sacarlo de nuevo. Guardaré aquel número en la agenda del móvil y cada vez que pase por encima pensaré en llamar.

Esta mierda no es amor. Es obsesión por mirarte alma a través de los ojos. De saber lo que tienes en la cabeza sólo por la forma en que sonríes. Joder, tío, esto no es vida siquiera.

Mezclando mil de alcohol con hielos hechos a base de lágrimas. Las que caen mientras me lo bebo y pienso en mejores días.

La vida es una puta y muerde fuerte.

Mantenéos fuertes

Una semana más, una semana menos. Sólo queda un par de meses para las vacaciones totales. Me parece a mi que me voy a comprar un par de huevos más, porque con los dos que tengo ahora no me va a llegar de tanto que me los voy a tocar.

Y ayer dijeron adios los Lakers de la manera más bochornosa posible. Pobre Phil Jackson, que sonreía por no ponerse a ladrar y arrancarles la cabeza a los suyos. Eso sí, Bynum puede dedicarse al kick-boxing porque ha demostrado que controla bastante.

Si algún lector es de los Mavs, enhorabuena, pero sin los Lakers el anillo es para Miami. Si algún lector es de los Celtics, lo siento, pero Wade y compañía se los van a pasar por la piedra.

Y después de este análisis baloncesto-deportivo me voy, que no tengo la cabeza como para dejaros algo potable.

Mantenéos fuertes como diría Tdi_S.

Nunca acabes como yo

Tú, ¿tienes un cigarro? ¿No? ¿No fumas? Bien. Eso está bien. No empieces a fumar, tío. Hazme caso. Todo el mundo dice que lo puede dejar cuando quiera pero... ah, qué coño, al carajo. No pueden, tío. No pueden dejarlo cuando quieran. ¿Sabes por qué, eh? ¿Sabes por qué? Yo, sí chico, yo, te lo voy a decir. No pueden porque son unas nenazas. ¡Eso es! ¡Unas putas nenazas! ¡Jajaja! El tabaco es otra droga, macho. Es legal pero al fin y al cabo es otra droga. Y no te creas que es mejor que las que son ilegales, no. ¿Alguna vez has chupado una carretera recién asfaltada? ¿No? Bueno qué coño, normal. Bueno. El caso es... el caso es que no sé qué coño lleva esa pequeña barrita blanca y... ¿naranja? Pero lo más parecido a fumarse un pitillo que encuentro es... eso, chupar una carretera recién asfaltada. Cuando pisas esa mezcla de... de alquitrán, de piedras y no se qué hostias más... se te queda en los zapatos y luego no lo puedes quitar. ¡Coño! No se quita, tío. Prueba con lo que sea. Restregarlo por la hierba, con hojas de periódico, un palo... Nada, no se quita. Pues lo mismo pasa en tus pulmones. ¿Sabes lo que te quiero decir? Está claro que no te vas a meter una hoja de periódico y restregarte los pulmones... tampoco te serviría. Y lo peor de todo es que joder si bebes asfalto una vez no lo vuelves a beber a menos que seas... qué se yo... totalmente gilipollas. Pues con un cigarro es distinto. Te puedes fumar uno. Dos. Tres incluso. Que siempre vas a querer más. Hostia, tío, te puedes fumar un paquete entero, ¡o dos! en un mismo día. Estoy seguro de que podría llenar el depósito del coche escupiendo y esa mierda correría más que nunca.

Por eso te digo que no fumes. Y lo mismo con el resto de las cosas. El alcohol por ejemplo. Sí, claro. Me dirás "no, es que el alcohol está bueno, es una bebida, si es en pequeñas cantidades se elimina del cuerpo..." ¡Y una polla! El alcohol nunca se bebe en pequeñas cantidades. Bueno, sí, en chupitos. Pero son muchas pequeñas cantidades. Y luego no puedes dejarlo. Y acabas todas las noches como una puta cuba. Oliendo mal y dando tumbos de aquí para allá. Se te traba la lengua, te conviertes en un despojo con mal aliento. Chin chin.

Pues eso mismo me pasa a mí con las mujeres. Son una especie de droga. Las necesito. Siempre en pequeñas dosis. Claro que no siempre he pagado por ellas. Irse de putas no es la solución, créeme. Hay... enfermedades y cosas de las que mejor no oír hablar. Se te cae la polla, tío. Pierdes tu pajarito. Se te vuelve morado y parece que meas... qué sé yo... ¿cuchillas de afeitar? Si... cuchillas de afeitar. Pero bueno eso es otra cosa. Cuando empiezas a salir con mujeres te parece entretenido. Joder que si es entretenido. Dime una sola persona a la que no le guste meterla de vez en cuando. Pero luego... luego se pierde esa magia. Cuando una mujer tras otra te destroza el corazón las ves como objetos para calmar tus ganas de follar... las amas y las odias a todas y cada una de ellas, todo al mismo tiempo. Es... es simplemente otra droga. Las necesitas. Todo hombre necesita una mujer para convertirse en una buena persona. Mírame a mi. Mírame... un sucio y asqueroso borracho. Un yonki de mierda. Voy por la vida como si fuese un triunfador. Dinero, trajes, coches, casas, fiestas, drogas caras... y qué. Ya no recuerdo la última mujer que se acostó conmigo sin haberse metido antes tres o cuatro rayas. Follarse a una tía colocada es una mierda deprimente. Y es aún más deprimente cuando tú estás tan colocado de esa... de esa mierda que ni te das cuenta. Sólo cuando te despiertas a la mañana siguiente y ves el charco de pota en la alfombra. Y da gracias porque la tía no la haya palmado en tu cama y que de su nariz no emane sangre como si fuese un manantial. No, hijo, no. No caigas en la adicción a las mujeres. Hazte adicto a una sola. A una que te quiera por lo que eres y no por lo que tienes. Si eres pobre como una rata y estás en la mierda... y aún así sale contigo... eres un tipo afortunado. Esa mujer te querrá siempre. Joder ha estado contigo en lo peor ¿no? Cuando las cosas vayan bien ella sabrá valorar que no siempre fue así. Pero el que más tiene que valorar eso... ese eres tú, chaval. Mírala a los ojos sabiendo que es lo más especial que te ha pasado en la vida. Que gracias a ella eres lo que eres y luchas por seguir siéndolo. Qué... ¿no tendrás un cigarrillo no? No, no... claro. Mírame a los ojos y prométeme una cosa, chico. Nunca... nunca fumes, ¿de acuerdo? No acabes como yo. No... nunca acabes como yo.

Cada mujer tiene algo

"Cenas, copas... nunca estoy realmente, pero termino diciéndole lo guapa que es siempre. Porque es verdad, todas las mujeres lo sois de un modo u otro. Ya sabes, cada mujer tiene algo, una sonrisa, una curva, un secreto... Las mujeres sois criaturas increíbles, el trabajo de mi vida. Pero luego, a la mañana siguiente llega la resaca y me doy cuenta de que no estoy tan disponible como pensaba la noche anterior. Después se va y me quedo angustiado porque he perdido otro tren."
Hank Moody

En una puta nave

Es coger el coche y sentirme como en una nave espacial. Voy yo sólo, con mi música, tranquilo, como en otra galaxia. Es una sensación de lo más agradable.

Intermitente a la izquierda y el tic toc suena a gloria. Acelerar, pisar el embrague, meter cuarta. El juego de pedales es algo maravilloso. No soy un gran aficionado al mundo del motor. Tampoco soy un gran entendido de modelos. Soy un clásico. Ford Mustang rojo y listo, pero me conformo con el Ka.

Y que vaya a ciento diez, a tres mil revoluciones y parezca que vaya a reventar. Toda la carretera es para mí. Nadie alrededor y yo como un gilipollas en el carril del centro. Además no me tengo que preocupar de los radares porque el coche tampoco coge más velocidad.

Llego a mi destino y no me quierto bajar. Quiero hacer un viaje de veinte mil kilómetros sin parar a repostar ni descansar las piernas. Sólo cambiar de marchas, sujetar el volante con la mano izquierda y la palanca de cambios con la derecha. Las rayas de la carretera pasando por debajo y los árboles por mi izquierda y mi derecha.

Me siento como en una puta nave.

Poca chicha

Estoy totalmente reventado. Como si hubiese estado haciéndolo durante horas pero sin esa grata sensación en el cuerpo. Si consiguiese imitar su voz sería Silvester Stalone en Rambo. "¡Coronel Thruman, no siento las piernas!

Y luego me acuesto, me duermo y a las dos horas me despierto con los ojos como un tipo que acaba de meterse una raya de speed, o de éxtasis, o de cualquier mierda de esas. Es terrible. Dan las tres, las cuatro. Y ya no tengo los ojos tan abiertos. Ahora lo que se lleva son las ojeras como si te hubiesen dado de puños. Y me pican. Y me duelen. Y bostezo. Y no duermo.

Doy cientos de vueltas en la cama cada noche. Creo que me estoy desgastando de tanto girar. Y al final son las cinco de la mañana y me duermo. Y a las diez y media me despiertan y me vuelven a picar los ojos, con las mismas ojeras. Y sigo bostezando.

Y luego dan las tres de la tarde y tengo que coger el puto tren. Voy por la calle con los ojos cerrados por el sueño y por el Sol. Y hace un calor increíble y se me pega la camiseta. Y sudo y noto como mi frente se llena de gotas, y mis sobacos (axilas lo llaman ahora). Subo la calle hacia la estación de Cercanías y me cruzo con la gente que llega de clase, del instituto o la universidad. Me encuentro con una chica que vive bajando mi calle que está muy, pero que muy buena. Es preciosa. Y me imagino cómo sería pasar una tarde con ella.

En un café, en alguna callejuela del centro de Madrid. Y en el Retiro, viendo los pajaritos, la casa de cristal, los peces asesinos del lago central. Y nos besamos. Tumbado en el césped boca arriba y ella tumbada sobre mi, boca abajo, con sus codos en mi pecho. Y el puto Sol de nuevo dándome en los ojos. Y nos volvemos a besar. Le toco el culo y ni se inmuta. Es perfecto.

Pero tengo que cruzar y los putos conductores no paran aunque haya un paso de cebra. Y veo como el tren entra en la estación y me la suda. No voy a correr ni de palo. Por fin paran y encima me miran mal desde dentro. Malditos cabrones. Y miro por todo el andén a ver si hay más chicas guapas. Pero no hay. Debe ser que a las tres de la tarde la gente está en su casa, comiendo, como debería hacer yo, y no en un puto tren esperando para ir a clase.

Y una vez dentro del tren me siento y sigo a mi rollo con la música. Me empano y el camino se hace ameno, pero me tengo que bajar en Atocha para hacer trasbordo. Salgo del tren, giro a la izquierda, subo las escaleras mecánicas, giro a la derecha, recto diez metros, giro a la derecha y bajo las escaleras mecánicas. Andén tres. Esperar a que llegue otro tren. Y la gente empujando para subir los primeros y encima se quedan en la puerta. Entonces me dan ganas de tener una AK-47 con munición infinita y descargar contra todos ellos para poder pasar hasta el fondo, que es donde deberían haberse puesto. Así que o me quedo en la puerta por donde no tengo que bajar (la mía es la otra), o hago malabares y equilibrio para poder pasar al otro lado.  Y encima se quejan porque me quiero quitar del medio. Y si no me quito se quejan porque ellos se tienen que bajar antes, pero yo estoy delante y no me puedo quitar porque un millón de personas están intentado bajar también, y yo me tengo que quedar dentro porque no me bajo hasta dentro de dos paradas.

Y después llego y ando por el andén entre yonkis y curritos. Salgo y me juego la vida cruzando la carretera porque el bus está a punto de irse y no me apetece subir la Avenida de la Arboleda andando. Me subo en el autobús y me siento detrás del todo. O en el sitio para minusválidos que es el más grande. Y también se sube esa chica con el pelo corto, muy guapa por cierto. Tiene unas buenas caderas pero es preciosa y a mi me gusta. Y me pongo a imaginar como sería volver a quedar con la chica de mi calle. A ver qué os vais a pensar, que no estoy tan enfermo de imaginarme tardes en el Retiro con todas las pivas que veo.

Sube el bus la avenida y todo el mundo abajo. Subo la puta cuesta destroza gemelos y tiro por el pasillo hasta el bloque cuatro. Pero macho, me pillo el ascensor para subir a la tercera planta porque no subo esas escaleras ni con tus piernas. Giro a la izquierda y ahí no hay nadie, porque han coincidido todos los trenes y el bus y llego a las cuatro menos veinte. Así que me siento en el banco ese. Tirao' a la bartola y con medio culo fuera. Joder, el cansancio desaparece por la punta de los dedos y el solecito en la cara da un sueño que ya lo quisiera por la noche, y no cuando tengo que entrar en clase.

Y luego termino esas dos primeras horas y a la cafetería. O si no al centro comercial de al lado. Y si no, qué coño, me voy a mi barrio, haciendo el mismo camino que antes pero en sentido inverso. Y llamo a mis colegas para que se bajen porque no es de recibo que vuelva tan pronto a casa. Y si uno está currando y los otros no bajan me jodo y me voy al parque de al lado de mi casa. Y me imagino que la chica guapa de mi calle que vive en frente baja y empezamos una agradable conversación y acabamos enrollándonos, pero en vez de en el Retiro, en ese parquecillo de al lado de casa. Ese que hace unos años estaba lleno de jeringas y donde tantas tardes he pasado cuando era pequeño.

Pero la verdad es que nunca pasa eso. Así que termino hasta los cojones de estar en el parque y me voy a algún chino a por gominolas. Me compro dos regalices de cada. Fresa, fresa con azúcar, coca-cola, verdes (no sé qué puto sabor será). Y dos cerezas, dos dentaduras, dos pizzas, dos sandías, dos gusanos. Siempre es lo mismo. Y vuelvo a mi casa muy lentamente. Porque los pies, a estas horas del día, me pesan. Más que los huevos yo creo.

Y meto la llave en la reja, la giro hacia la izquierda y entro. Saco la llave, le hago un chhhssst a la perra del vecino, me mira con indiferencia y le digo que le den por culo. Cierro la reja, subo los cuatro escalones y meto la llave en la puerta principal. Giro hacia la izquierda y entro.

¿Ya estás aquí? No, es que he mandado a mi yo del futuro a ver si había alguien, no te jode. No, bueno, eso no lo digo porque la que pregunta es mi madre y a las madres hay que tenerles un gran amor y respeto. Así que digo solamente que sí, que ya estoy aquí. Como siempre llego antes de lo que debería me dice: que pronto estás aquí. Ya, es que el profesor no ha venido, ya sabes como es la universidad, que a veces ni vienen, total, como están los apuntes en internet... A quién quiero engañar. No suspendo el recreo porque no tenemos, que si no... que negro lo veo. Voy a tener que empollar como un puto cabrón. Eso es al menos lo que me digo siempre. Pero no aprendo. No sé por qué, después de tanto tiempo como estudiante, no aprendo.

Qué le vamos a hacer. Subo, dejo la mochila, me quito los vaqueros y las deportivas, enciendo el portátil, la radio y me tiro en la cama.

Y un día más que tachar en el calendario y un día menos para palmarla. Suerte que aún quedan muchos días en el calendario hasta palmarla. Y a esas horas ya puede venir la del autobús, la de mi calle o quien coño quiera venir que o se pone ella encima y hace todo el trabajo o aquí nos quedamos los dos con el calentón, porque mi cuerpo no reacciona de puro cansancio.

Y todavía queda tirar la puta basura de los cojones. Y además luego recoger la cocina. Y son las diez y me muero de sueño, pero no me puedo acostar porque si no a la hora y pico me despierto y tenemos el cachondeíto de siempre. Y me conecto al Tuenti a ver si hay algo nuevo. Pero nada. Comentarios ninguno porque tengo el tablón desactivado. Privados tampoco porque no hay nada importante que decir un miércoles. Eventos no porque tengo a casi todo el mundo bloqueado. Fotos tampoco porque a ver quién coño se va a hacer fotos un lunes o un martes. Así que abro un par de Tumblrs de humor, el Youtube, el blog, un foro de adictos a las zapatillas deportivas, el catálogo para bajarme películas de Clint Eastwood y un outlet online de ropa guapa. El blog lo dejo para después de cenar, a ver si alguien ha escrito algún comentario. Y veo Spitting Essence, y los cabrones me alegran el día porque han renovado el repertorio de fotos. Y veo un par de Tumblrs más y tienen lo mismo que por la mañana. Y veo el blog y está igual que lo dejé. Y me cago en sus muertos.

Apago la radio y pongo música tranquilita. Joder que me amputen las piernas que dolerá menos que ahora. Y yo tumbado en la cama con una desidia increíble pero sin querer irme a la cama porque si no estaré danzando dentro de dos horas otra vez, escribiendo mierda en el blog. Y ahora pienso en una chica, pero no en la de mi calle. Una que vive bastante más abajo. Una a la que no consigo quitarme de la cabeza pero que ya me dejó una vez. Y entonces me imagino que ella lee todo esto y se enamorará otra vez perdidamente de mí. Pero luego pienso que por qué soy tan gilipollas. Y yo mismo me respondo que en la vida hay que tener ilusión por las cosas que uno quiere aunque te de una hostia en toda la cara. Y todo es muy contradictorio en mi cabeza. Estoy muy bien soltero. Quiero que me besen de una puta vez. Y tengo una sensación que no tengo normalmente. Hace mucho, muchísimo tiempo, que nadie me da un abrazo sincero. Y quieras que no a veces mola que te den uno, o dos, o uno que parezcan muchos, o muchos. Da igual.

Y así termina otro día que es igual que el de ayer. Y que probablemente será igual que el de mañana. Y yo sueño con encontrar una chica como las de la revista Front o las del Tumblr de Spitting. Esas tías deben ser ninjas porque se esconden de puta madre.

Así que ná. Poca chicha.