Luego me subo a cenar

Síentate conmigo y olvídate de qué hora es. Desde aquí podemos ver todo aquello que nos inspira a la hora de hacer aquello que, erróneamente, llaman arte. Ves desde las escaleras del portal a los chavales jugando a la pelota en la plaza. Corren, gritan, se caen, se pelan las rodillas, se enfadan y a los dos minutos uno le da un pase de gol a otro y ya no hay piques. Mira allí. Un chico besándose con su novia en un banco, justo en frente. El pavo mueve la mano derecha lenta y torpemente sobre la cabeza, la espalda, el culo de esa chica, y aprieta. Se le nota algo nervioso. Supongo que todos nos creemos que sabemos lo que estamos haciendo pero... realmente somos unos pardillos.

Mira debajo de ese árbol. Esos viejos, perdón, ancianos, están sentados en el mejor banco de toda la plaza. El único banco donde da la sombra. Se lo merecen. Han pasado por todo lo que nosotros tenemos que pasar. Oh, tío, la tercera edad es algo increíble. Me acuerdo cuando, de pequeños, nos acercábamos y nos sentábamos en frente de ese banco, y aquellos señores mayores, con la cara arrugada y pelos en las orejas y la nariz, nos contaban historias de cuando todo eso no era más que tierra y malas hierbas. Según te vas haciendo mayor pierdes el interés por todas esas historias. Supongo que cada uno tiene bastante con lo suyo, ¿no? Pero de vez en cuando está bien pasarse por allí y charlar con ellos. No hace falta ni siquiera charlar, sólo ir allí y escuchar. Es una pena, tío.

Escucha. ¿Lo oyes? My little brown book. John Coltrane y Duke Ellington. Es del jubilado del bajo. Ahora tiene jazz, pero a veces pone música clásica, o rock and roll de los cincuenta, o... no sé, flamenco de vez en cuando. Por las mañanas pone el Himno de Riego. Es otro de los que nos contaba historias en el banco. La II República, la Guerra Civil... un luchador. Ahora no porque el hombre está jodido con la salud. En verano se sienta en una silla al lado de la ventana y se pasa allí las horas muertas. Cuando nos quedamos aquí en el portal nos pregunta sobre "cómo están las cosas". Siempre le decimos que... bueno, que ahí van. Que estudiando para poder ser alguien, que encontrar trabajo está difícil, ya sabes. Y siempre nos contesta que en su tiempo era distinto. Que él estuvo en la guerra y que no pudo estudiar porque vivía en un pueblo donde no había colegios ni nada por el estilo. Incluso a veces nos pregunta por grupos de música que nos gusten. Al principio le decíamos, pues... Public Enemy, Run DMC... yo que sé, grupos americanos, a ver si los conocía. Dice que los "Ran sí" sí los conocía, que se acordaba porque siempre iban con las zapatillas sin cordones. Después empezamos a decirle del palo de Johnny Cash, Bob Dylan, Queen, Michael Jackson. A esos sí que les conoce. Y si le decimos peña como Donald Bird, Paul Desmond, Sonny Rollins o el propio Coltrane, sonríe, su cuerpo se llena de alegría y alardea de que él tiene vinilos "de los que ya no se hacen" de esos tipos. Un día ayudé a su hija a sacar unos muebles de la casa y él me dejó llevarme los que quisiera. Sólo cogí uno. Por mí me hubiese llevado todos pero... ya sabes. Al día siguiente bajé y le regalé el CD King of Rock de los Run D. Puso ese disco a todo volumen durante toda esa tarde. Me joderá mucho cuando muera.

Y ahora están chapando la frutería. Allí, mira. Antes la tenía un matrimonio que vive justo encima, pero se jubilaron y la compró una familia marroquí que vive en ese piso de allí. Es una frutería y verdulería. Joder venden la mejor fruta de Madrid. El hijo es colega mío. Antes estuvo metido en la droga y tal. Pasaba un poco de hachís y eso aquí en el barrio. Su padre se enteró, le sacó ahí al medio de la plaza y le dio una bofetada. Al día siguiente el chaval fue al instituto, dijo que no iba a volver más y se puso a currar como un jabato con su padre. Me dijo que así su madre tendría más tiempo para cuidar de sus hermanos y no tendría que dejarse el costillar en la tienda. Es un chaval de puta madre. Dejó todo lo relacionado con la droga. Se volvió mazo de religioso. Se compró un Corán y hace el... cómo se llamaba... saláh o salat, creo que se puede decir de las dos maneras, cinco veces al día. Cuando nos reunimos en el local se baja una cachimba y tabacos guapos que se trae de Marruecos en verano. Su abuelo se vino a vivir con él y se toma cafés con el mío y con mi padre por las mañanas. En verano se salen ahí al banco y se sacan sillas y tal. Está guay.

Y eso es nuestro pequeño rincón. Es un local que llevaba abandonado un montón de años. No tenía número para alquilar ni nada, así que un día entramos y empezamos a sacar toda la mierda que había dentro. Pusimos unos cuantos ladrillos ahí con cemento y todo, cambiamos la puerta... bueno bueno. Pusimos una ventana con rejas y todo. Por dentro lo hemos dejado cojonudo. El suelo de parquet, con alfombras. Un rincón para la cachimba con alfombras y sillones marroquís y todo. Eso lo montó el que te digo de la frutería. Un par de sofás, una teleNochevieja nos metemos allí después de cenar y luego nos vamos de pedo por Madrid. O también lo usamos de picadero. Hay tres llaves. A mi me dieron una porque me conocen todos. Además casi siempre estoy por aquí. Bueno, últimamente me subo ahí a Fuencarral y toda esa zona.

Me he buscado una novia que... telita. Le han dado una beca para irse a estudiar moda a Los Ángeles y estoy currando como un cabrón para irme con ella una temporada. Yo, más que nada, por estar en Los Ángeles. Estuve en la frutería con mi colega, de mozo de almacén en el hiper de allí detrás, en una tienda de ropa... Lo que pasa que ahora con los exámanes de la universidad no tengo apenas tiempo. Estoy puteadísimo. A ver si termino y me pego un verano como Dios manda. Me dijo mi padre que si iba a trabajar pero le he dicho que ni de coña. Y nada tío, poco más. Ahora me subiré a cenar, que luego hemos quedado con toda esta peña para pegarnos un fiesteo. Tío, pensándolo así, tampoco está tan mal. Quiero decir, el barrio es mazo de grande y hay de todo. Te vas allí al lado del metro y te tiras en las colinas, o a la zona de Central y eso. Pero yo que sé, a mí la plaza esta me engancha. Es como cuando vivían en el pueblo que toda la vida social se desarrollaba allí. En cierto modo no ha cambiado tanto. Pero bueno, eso son cosas mías.

Acompáñame al estanco y luego me subo a cenar.

3 comentarios:

  1. Buena música y buenas palabras. Al menos no todos los humanos se abandonan al pensar fácil y dejan de ejercitar el único músculo que importa, porque no se puede lucir en la playa. Un placer leerte!

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  2. Me gusta tío , sobre todo el parrafo del viejo.
    Me suelen frenar cosas tan extensas pero se me hizo llevadero.

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  3. Qe bueno tio, muy jarto, sobre todo o qe dijo 91, la parte del viejo, te pide.

    One.

    Jimmy.

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