Demasiado

¿Cuánto puede tardar un avión en recorrer mil trescientos kilómetros?

Sólo hay una respuesta correcta posible a esa pregunta, y esa respuesta es "demasiado".

Desde aquí arriba todo se ve tan tranquilo que asusta y abruma. Esta ventanilla es demasiado pequeña para apreciarlo. Tan bella, tan frágil descansa, que ni siquiera imagina que sólo es Tierra.

¿Una casa en la playa y un par de críos corriendo por el jardín suena muy ambicioso? Con el mundo bajo mis pies, desde luego, se ve perfecto.

Y otra vez aquí, con Garland al piano y un vaso de tubo ya vacío y con el fondo seco no parece que empeore.

Hace dos años que nos conocemos y he de decir que estás exactamente igual de preciosa que por aquel entonces. No hace falta que me devuelvas el cumplido, en serio. Pero no vengo aquí por ti, la verdad. Hay otra. Aunque tú eso ya lo sabías.

Ese Halloween lo pasamos juntos, ¿recuerdas? Bonitas las calles de Chelsea, de veras. Los chavales llamando a las puertas, los caramelos, los gritos y las carreras... Cuando vives algo desde dentro se vive dos veces, ¿no crees?

¿Y la noche en que nos equivocamos de puente? Una de las mejores noches de la historia, sin duda. El frío en el cuerpo, el café caliente y la seguridad de que algún día, en un futuro no muy lejano, nos volveríamos a encontrar. Y vaya si nos encontramos...

Al llegar a casa hicimos el amor. Y fue perfecto. Seguro que pudiste sentirlo como yo lo sentía. Ojalá que sí.

Pero basta de hablar de mí, de verdad. ¿Al fin y al cabo, yo no tengo nada especial que contar, no? No sé, sí. Bueno, unas cuantas fotos, una historia aquí y otra allá, pero nada fuera de lo común.

Ese paseo entre arena y rocas con la marea baja. Podía sentir la fuerza del mar en los pies, tú bien lo sabes. El olor a sal, la sensación de calma y el viento húmedo y frío clavándose en los huesos. Si poder verme en tus ojos en ese momento no es el Paraíso, que me entierren ahora mismo.

Aquella cama podría contártelo mejor que yo, seguro. Con pelos y alguna que otra otra señal.

En fin, tengo que marcharme ya. Hemos tenido grandes momentos, pero sabes que no soy hombre de una sola ciudad. No me pidas que te prometa cosas que no voy a cumplir, porque eso es imposible.

Estambul, Florencia, Bucarest... Todas tienen algo que me atrae, algo que hace que no pueda dejar de pensar en ellas. Pero tú... tú tienes algo más que especial, la verdad.

Tú la tuviste a Ella al mismo tiempo que yo. Y nos tuvimos el uno al otro y nos descubrimos todos nuestros secretos juntos.

Y no existe ninguna palabra en este o en cualquier otro idioma que exprese lo que yo siento por ti.

Si no es contigo

—Como no corras vas a perder el tren.
—De qué sirve ir a cualquier parte si no es contigo.

Los días van y vienen, algunos más largos y otros más cortos, pero al final todos acaban siendo polvo debajo de la alfombra y encima de los libros de la estantería.

Ese pueblo lleva escrito tu nombre en la corteza de sus árboles desde hace mucho tiempo y sólo espero que el que está debajo del corazón que los separa acabe siendo el mío. Por si acaso, voy afilando la navaja.

El sabor de una despedida siempre va a dejar un regusto amargo, sin importar el tiempo ni la distancia. Lo cierto es que a más de un palmo de mi cara suena demasiado lejos.

Que el hombre tropiece dos veces con la misma piedra pierde todo su mérito cuando hablamos de mí, que elegí el camino más difícil agarrándote la mano y mirándote a los ojos. Debe ser que me gusta el vértigo de verlo todo desde esta nube.

Las palabras van y vienen, también, y acaban siendo polvo si son las adecuadas y hacen que quieras quitarme la ropa. Esas no aparecen en los libros a no ser que sea yo quien los escriba y por cómo está de telas de araña todo esto no tiene ninguna pinta de que lo vayan a hacer.

El resumen perfecto es que no somos capaces de hacer resumen, que haya que calificarlo como "bueno, extraño" o que, simplemente, no queramos que haya un final que lo facilite. Además, soy pésimo en ello y no creo que quieran escuchar toda nuestra historia de nuevo.

Los aviones tienen la capacidad de hacer que, una vez dentro, todo nos parezca más complicado y difícil de llevar. El Qué Fue, Qué Es o el Cómo Va A Quedar Una Vez Termine Todo Esto no caben en una maleta de mano y si cabe, malo.

Lo mejor es llevar el Qué Fue, que alguien nos traiga el Qué Es y dejar que el Cómo Va A Quedar Una Vez Termine Todo Esto haga que cerrar la maleta parezca imposible y sintamos pánico de que se abra en medio del aeropuerto. ¿No crees?

El día que seamos capaces de averiguar cómo terminan las historias perderemos todas las ganas de querer vivirlas.

Yo, por el momento, no quiero imaginar el final, porque de qué sirve ir a cualquier parte si no es contigo.