Queredme más

Otro día que echar al saco. La verdad es que el sábado ha mejorado bastante respecto de esta tarde. Ha sido salir de casa, sin ningún plan aparente, e irse las nubes. Ha dejado de llover, pero ha venido el frío.

Con la gente a la que coges cariño aunque les veas una vez por semana. La gente que ves siempre. Sabes que siempre van a estar ahí, y que si no están no vas a tener problema, porque les llamas y vienen.

Y no quiero alarmar a nadie pero... creo que me estoy centrando mucho en una piva. A muchos no os importará. A otros muchos tampoco, pero a mi me importa menos que no os importe. Esa sensación es muy agradable. El que después de tanto tiempo te vuelva a gustar una persona de tal modo que digas: joder, no puedo dejar de mirarle el culo cuando está de espaldas y su sonrisa cuando está de frente.

Quizá sea cosa del poco alcohol que he bebido o del humo de los canutos. Caerá. Espero y, casi al cien por cien, sé, que al final caerá. Y ladrarme lo que queráis pero no la veo como un trofeo. La veo más bien como... una diosa. Una diosa a la que venerar y rendir tributo día sí y día también. Una mujer como cualquier otra mujer. Con sus miles de cosas especiales. Como a mí me gustan las mujeres.

Otro día escribiré sobre ello. Tengo muchas cosas en la cabeza sobre lo que escribir, pero casi todo es sobre mujeres, extraños sentimientos y cosas así. Al final siempre acabo hablando de lo mismo.

Es posible que tenga un trauma. O que ellas no me quieran lo suficiente.

Queredme más. Amáme sobre el sofá.

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