Esto es nuestro

¿Sigues ahí?

Nunca podría haber imaginado que esto iba a terminar así. ¿Acaso tú podías? Casi dos años de polvo sobre una estantería llena de libros una y mil veces leídos, de conversaciones con uno mismo y de cartas de amor al más allá.

Dios, qué viejo me siento. ¿Te has visto la cara? De verdad, estás hecho una pena. Quién te lo iba a decir hace casi ocho años, ¿no? Ya sabes, cuando comenzó todo esto, cuando todo era distinto, al fin y al cabo. ¿Que quién soy ahora? Bueno, ¿por dónde podría empezar?

Te diré un par de trucos que te van a servir para cuando crezcas. ¿Dónde está mi cerveza? Ah, aquí. Hay cosas que no cambian. En fin, tú tampoco cambies nunca, ¿me oyes? Deja que las cosas pasen como tengan que pasar, ¿me entiendes? Joder, ¿por qué te hago tantas preguntas? Coño, otra vez.

Me han dicho que no te puedo contar mucho, pero puedes estar tranquilo. Al final todo ha salido bien, más o menos. Algunos ya no están. Quiero decir, estarán en algún sitio, pero no aquí, contigo. Los viejos roqueros nunca mueren hasta el día en el que lo hacen, ¿entiendes? Pues... más o menos, eso pasa. "He vivido más de lo que imaginas", que decían por ahí.

Joder, y ese disparo en el pecho... De verdad, saltarías una y otra vez a esas vías si sabes cómo acaba esa historia. Te diré algo, pero no se lo cuentes a nadie: aún no ha terminado. Eso sí que no te lo esperabas, ¿eh? Algunas cosas sí que sabías hacer, después de todo. ¿Que cómo es? Indescriptible, sería la palabra. De verdad, tú sólo mira dentro de sus ojos. Es un salto al vacío que te pone el estómago del revés. Sólo te diré que, desde hace siete años, nunca he dejado de caer. Coño, quizá esté hablando demasiado. Qué sé yo.

En fin, chico, es hora de irse. Sí, sé que es pronto para ti, pero los años pasan y no te has cortado un pelo con el ron y la ginebra, eh. "Y el pequeño se hizo hombre" Joder, qué jóvenes éramos.

Déjame que te diga una cosa. Sí, otra más. Coge al tiempo del cuello y exprímelo al máximo, porque ese cabrón no va a volver nunca. Porque vas a estar sentado en el mismo banco y bajo el mismo cielo, pero todo lo demás va a ser distinto. Incluso tú. ¿Qué, a qué viene esa cara? Es cierto.

Por cierto, no olvides echar la llave. Sí, es cierto, algunas cosas no cambiarán nunca. Ha sido un placer, de veras, ojalá pudiéramos repetirlo más a menudo.

Y recuerda, todo esto es nuestro.