Soy un don nadie

Perdido entre cientos de versos sueltos y no me encuentro. Hace tiempo que dejé de buscar. Algún día me cruzaré conmigo mismo y pensaré: eh, yo conozco a este tipo. Después subiré al tren y miraré a través de la ventanilla, viendo cómo queda atrás el andén, y con él, todo lo que alguna vez fui.

Yo me fundo con las notas que emanan del saxofón de John Coltrane. Me transformo en el aire que llenan sus pulmones y que sale por su boca, convirtiendo el sonido más sepulcral y delicioso en una melodía capaz de hacer que los sentimientos vuelen y sólo quede lugar para la paz más absoluta.

Soy el último trago que dio Charlie Parker. Los minutos que hacía esperar al resto. Las borracheras y su capacidad de hacer que sus dedos tocasen las teclas con tanta suavidad como cuando tocas a una mujer. Yo soy un granjero de Iowa sentado en el porche de su casa observando el atardecer, rodeado por miles de espigas de trigo que se balanceaban al son de una canción que sólo sabe tocar el viento.

Me vieron subir a la Torre Eiffel y gritar que el amor no existe. París es una metáfora que sólo se reproduce cuando el fuego de la cerilla enciende la vela que hay en la mesa. El muro de Berlín se derribó cuando pusiste tus labios en él. Todavía no hay nada ni nadie que pueda resistirse.

Intenta olvidar por un momento quién eres. Imagina otra vida. Soy un escritor de Los Ángeles que vive entre las teclas de su máquina de escribir y el mayor exceso jamás conocido. Yo soy el creador de ese realismo sucio que tanta fama dio a Bukowski. Yo puse de moda el LSD y el ácido en la sicodélica y decadente década de los 70'. Lleno de tinta el vaso y de alcohol los folios en blanco mientras bebo las gotas que entran por la ventana en un día de tormenta.

Espero a que ella se vaya para levantarme y echar por el váter todas las impurezas de un cuerpo golpeado por las olas del tiempo y la mala vida. Abro el agua caliente y dejo que los malos recuerdos acaben en las tuberías entre lágrimas y sangre de unos pulmones asfaltados.

Y aún así me preguntas quién soy. Es muy sencillo, querida.

Soy un don nadie.

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