Por vicio

Ay, tu ciudad, tantas veces vista y aún me pierdo por sus calles.

Las miradas que nos echábamos nos quitaban algunos segundos de vida y ahora parece que queramos morirnos mañana. Qué manera de sabernos.

Y es que hay noches en las que salgo a ver si esas viejas de ahí arriba se acuerdan de quién soy. Malditas, algunas ya han dejado de brillar y yo no me puse el traje de los domingos para ir a despedirlas. Así cómo van a querer acordarse.

'Seen the stars looking in her eyes...' Si ya lo decía yo, que morir gusta y más cuando me matas tú.

Leí en alguna parte que había un hombre ladrón de camisas y esponja, la mitad del tiempo borracho y dejó de estarlo y empezó a estar muerto. Quizá por eso no lo dejamos nunca, ¿no?

Siempre se bebe por miedo a algo y lo peor es no saber a qué.

Así que aquí estamos, mirando viejos mapas y superponiendo los nuevos a ver si consigo no volver a perderme.

Ay, las viejas fotos, cuando aún no sabía que me iba a morir por tu culpa por más que lo dijeses. No con la boca, si no con los ojos, que es como se dicen todas las verdades.

¿Y si resultase que no quiero que me encuentren nunca?

Que me estuviese perdiendo por vicio.

Ay, si tú supieses

Son ya muchas ocasiones mirando el cielo y pensando: "Qué lejos está la Luna, casi tan lejos como las noches en que no se veían estrellas por ahí arriba"

¿Te acuerdas? Cuando brindábamos por un "ojalá" o por un "quizá" o por un "vaya usted a saber".

Ya casi no se brinda, parece todo tan al alcance de la mano... Incluso la Luna no queda tan lejana.

-¿Qué te ha pasado?-me preguntan-Se te ve contento.

Si yo te contara. Ay, si yo supiera.

Lo único que sé es que que ha pasado mucho tiempo desde que me levanto y dudo de qué hice la noche anterior. ¿Tan lejos queda?

Si yo te contara. Ay, si yo supiera.

No busques culpables para un crimen que no existe. En el peor de los casos la culpa será mía. En el mejor de ellos, podré echarte miradas de "qué será de mí" y decir: "Devuélveme a mi antiguo yo", y que tú me contestes: "A tu antiguo tú lo has dejado morir lentamente".

¿Tanto he cambiado? ¿Tanto me has cambiado?

Si tú me contases. Ay, si tú supieses.

Habla solo

Me tumbo en la hierba y pienso en lo que debe ser cargar con el peso del mundo. Ese cielo azul tan inmenso que nos rodea y nos atrapa a medida que el Sol decide que es demasiado tarde para seguir tumbado aquí conmigo.

Quiero una casa en un acantilado y quiero saltar al vacío todas las noches. Quiero que me folles como si ahí abajo no hubiese agua y sí un montón de malos recuerdos, de esos que duelen más por dentro que por fuera.

Quiero que me folles como si me fuese a morir.

Y aquí estoy yo, hablando con Dios, que está a miles de años luz. ¿O estoy hablando sólo? Qué carajo importa. Con el paso de los años he aprendido que Dios no es quien para decirme lo que tengo que hacer. Menudo un gilipollas. Menudos gilipollas que somos todos.

Hacía mucho que no hablábamos así, eh. Yo, aquí, contando mis cosas y tú, ahí, leyéndolas. ¿O sigo hablando sólo? Espero al día que me contestes y me digas: "Joder, qué perfecto suenas", y me mientas: "Me podría enamorar de ti".

Nadie se enamora de un tío que sólo aspira a vivir sin dar un palo al agua mientras el Sol le calienta la cabeza.

Nadie se enamora de un tío que habla solo.

Cuando recojan las terrazas

Llega el buen tiempo y con él las ganas de hacerse uno con la hierba, el Sol y las horas muertas.

Según avanza el calendario vamos viendo todo con un tono verde cristal y empezamos a tomar como referencia de tiempo el litro.

Cuesta dormir por la noche y cuesta, aún más, levantarse a mediodía.

Ha llegado la hora de tomarse unas vacaciones y beberse unas cañas.

Espero veros por aquí cuando los bares recojan las terrazas.

Castigo eterno

Sé que no debería escribir ésto y que cuando recupere los cinco sentidos pensaré: "Nunca más."

Y una voz dirá: "Deja de mentirte."

No me preguntes si confío en ti. Claro que no confío en ti. Eso es lo bonito, ¿no? Arriesgarme y dejarme caer sin saber si vas a agarrarme o vas a reírte cuando me veas ahí tirado. Al fin y al cabo, una sonrisa es una sonrisa. Por ahí dicen que las más bonitas son las que más duelen.

Será que me estoy acostumbrando al dolor. O a las sonrisas. O qué coño sé yo. Espero no acostumbrarme nunca.

Estoy borracho de amor. O de Johnnie Walker. ¿Cuál de los dos se echaba en un vaso?

Menuda vida más insustancial la nuestra. La de los seres humanos, quiero decir.

Levantas la mirada del suelo, ves unos tacones sujetando unas piernas bonitas y el mundo se te para y el corazón se te despierta. Subes y piensas que podrías entrar con la mano sin siquiera subir la falda. La polla decide unirse a la fiesta.

Sigues tu camino ascendente, piensas lo bella que sería la vida con la cabeza apoyada en esa barriga y lo divertidas que serían las noches con esas tetas.

En el cuello algunos pararíamos a tomar un descanso (los que no estamos acostumbrados a hacer ejercicio pero sí a que nos digan que somos demasiado especiales).

Y después llega otra vez tu puta sonrisa capaz de matar a un tío como un fusil. Y te piensas si mirarle a los ojos por lo que puedas encontrar, una casa junto al mar donde quedarse dormido con el rumor de las olas o un infierno en el que arder durante toda la eternidad.

¿Cuánto dices que dura esa tal Eternidad?

Y siempre acabamos en el mismo sitio. En el sofá, con un libro que he empezado decenas de veces pero del cuál no he leído más de quince páginas. Lo reservo para ocasiones como esta.

Y ahí es cuando ya no sé si estoy borracho de amor o mañana tendré resaca y me sabrá la boca a 'deberías irte a casa'.

Menos mal que no estoy escribiendo ésto. ¿Te imaginas qué vergüenza si lo lees?

Autocondenándome a tu castigo eterno. Qué pardillo sería, ¿no?

Como siempre

Quiero un par de coches y una casa frente al mar, una cerveza en la mesa y un cenicero lleno de colillas.

Que una mujer me pregunte qué estoy haciendo y contestar algo así como: 'Aprovechar ahora que sé que nunca seremos felices.'

Y si eso no puede ser, ¿para qué quiero hacerme viejo?

Vivir continuamente en un cuerpo de un tipo de treinta y tantos y conservar la estupidez de un chaval de diecisiete. De esos que creen que están enamorados y que su vida es muy difícil.

¿Hablo del madurito interesante o del proyecto de Hank Moody? Al final se resume en que somos hombres, la edad es otra actriz secundaria. No la tendremos en cuenta hasta que sea demasiado tarde para volver con ella.

Joder, si parece que la piedra con la que tropezamos la pusimos nosotros mismos.

Quiero una mujer que me enseñe los mil cuarenta y siete errores que he cometido a lo largo de mi estancia aquí y me pida que los repita las mil cuarenta y siete noches que estaremos allí.

A la mil cuarenta y ocho escaparé como un cobarde. Saltaré por la ventana con la camisa y los vaqueros en la mano como hacen los buenos amantes. Algo sí que he aprendido.

Y miraré el ir y venir del mal y el ir y venir de mis pensamientos guarros. Encenderé un cigarro y brindaré con el mar por los buenos ratos que hemos pasado y lo pequeño que me siento delante de él y lo grande que me siento encima de ti.

Y después me tocará intentar hacerte el amor.

Aunque acabaremos follando, como siempre.

Lo llamaremos vida

No consiste en follar. No consiste en quererla. Sólo es... qué carajo, saltemos al vacío.

Podría perderme durante días en tu cueva y pedirte que cerrases los ojos para que no entrase la luz del Sol. No quiero encontrar la puta salida de este sitio. Aquí dentro me siento protegido de todo aquello que me jode día a día y me hace perder años de vida.

Se me caerá el pelo, los pulmones se volverán de color de ruedas viejas y habré bebido Johnnie Walker hasta el vómito. Perderé los dientes y las fuerzas y las ganas de saber que la muerte espera al final, con una sonrisa de: 'Joder, viejo, tú has sabido hacerlo mejor que nadie.'

Y que suenen todas las piezas y se partan las agujas que yo seguiré amándote igual de mal que el primer día. Te diré cosas bonitas cuando todo suene feo y pediré que abras los ojos todas las mañanas para saber que ahí fuera las cosas son terribles. Pero yo soy un cobarde y no saldré de aquí.

Te regalaré una rosa el día del aniversario de cualquiera de esos desconocidos y brindaremos porque yo soy muy malo con las fechas y tú eres muy mala conmigo. Y tus tacones no sonarán porque te llevaré en volandas hasta la cama, donde haremos el amor hasta que nos suene a monotonía.

Entonces sabremos que ha llegado el momento de dejar de llamarlo amor y lo llamaremos vida.

Mierda de tipo

"Yo era un mierda de tipo que además pretendía ser reconocido como una especie de héroe sin hazañas, un mentiroso más, un prototipo fabricado a la medida de mis miedos de uvas verdes "y yo quisiera pero no me da la gana", un falso vagabundo que no erraba por gusto sino por cobardía, un viajero de mujer en mujer sin pelotas para quedarme en ninguna, un excepcional fabulador cómico con cuatro chistes en el repertorio, cuya única virtud era no repetir función para no descubrir su farsa."
Un jamón calibre 45 - Carlos Salem. 

La buena vida

Me vuelven a oler los dedos a tabaco y el estómago amargo. Me pitan los oídos desde la última vez que alguien te dijo mi nombre y recordaste lo que había sido yo en tu vida. No puedo hacer otra cosa que sonreír y pensar en cuánto tiempo escucharé lo que estás pensando.

¿A quién le escribo todo ésto? No lo sé, no importa. A ti, a él, a ella... Quizá debiera escribirlo sólo para mi.

La noche pasa rápida en el parking de un McDonald's, en un garaje o en mi coche contigo. Hace tanto que no me tumbo a observar las estrellas que se me ha olvidado dónde estaban. En ese cielo negro de ahí arriba ya no hay nada que nos llame la atención. Ahora nos miramos y creemos que no hace falta nada más.

Estamos dejando escapar las cosas sin importancia que son las que más importan.

Si te cuento un secreto es porque sé que se lo vas a contar a alguien. Es una manera de que todos se enteren de algo que me da vergüenza sin contarlo más de una vez. A la cabeza es difícil engañarla, son ya unos cuantos años de jodienda, ¿verdad?

Parece que me han hecho fijo en el turno de noche. Si miro el reloj mientras escribo sé que mañana será un día de bostezos largos y de ojos tímidos.

¿Ves a esos niños jugando a la pelota? Han nacido en el sitio equivocado. Aquí nos dedicamos a llorarle a alguna rubia y a pegarle a la ginebra.

Queremos averiguar cómo de cerca está la muerte.

Cómo de cerca está la buena vida.

Invito yo

La habitación está llena de humo y de tensión entre tú y yo.

Las sonrisas vienen precedidas de una bocanada de aire que nos mata los pulmones y los años de ser felices. Cada tarde en el garaje hace que sea más difícil llegar a viejo, pero ¿quién quiere ser viejo?

Sírveme una copa, que no quiero recordar mañana. Sírvete tú otra, que no me querrás recordar mañana.

Estamos predestinados. Lo sé. Esas cosas se me dan bien. Soy el tipo callado que te devuelve la sonrisa, ¿no te acuerdas? Tus ganas me persiguen para juzgarme. Crímenes de guerra que aún no he cometido debajo de tus pantys. Los dos sabemos que no hay otro final posible, así que alarguemos la agonía hasta que pinche en el estómago. Quiero que me explotes en la boca.

¿A qué día estamos hoy? Debe ser enero por el frío. Debe ser invierno porque ya no recuerdo tu escote. Debe ser terrible que no salga el Sol de nuevo.

Ya me has descubierto. No miras tanto como antes. ¿O si? Quien no mira soy yo, porque ya no hace falta que mire. Ya sé que me has descubierto. Enciérrame y no me sueltes u otra podrá caer como lo estás haciendo tú. Sé egoísta y quiéreme sólo para ti, aunque los dos sabemos que eso es imposible. Tú eres no mía y yo no soy de nadie.

Apuro últimas caladas a 4,35 un interior negro. La noche está llegando a su fin y tenemos que volver a casa. Haré vomitar de vergüenza a los caballeros acompañándote a casa sin más pensamiento que el que me metas la lengua. No voy a impedirte que te dispares en un pie. Al fin y al cabo, nadie dijo que yo fuese un caballero.

¿En qué va a quedar todo ésto? Unas copas, unos cigarros y unas miradas nos han salido demasiado caro, ¿no crees?

No te preocupes.

Invito yo.