Primera de X

"Aún no sé cuál es el motivo que me lleva a escribirte esta carta. Espero descubrirlo algún día y no arrepentirme de ello. Estoy en una gasolinera dejada de la mano de Dios en medio de ninguna parte. Miro a mi alrededor y sólo veo kilómetros y kilómetros de arena. El naranja se funde con el azul en el infinito. El Sol luce inmenso, reinando el horizonte y vigilando cada paso que damos. No sé cómo he acabado aquí. Cogí el coche y, simplemente, conduje hasta que la luz de la reserva se encendió. Ha sido una suerte encontrar esta gasolinera, porque no me apetecía morir en medio de la nada. No me apetecía morir de la misma manera en que he estado viviendo todo este tiempo. No sé adónde voy. No sé siquiera si ésta carta te llegará. El encargado de esa pequeña parte de mi destino es el tipo que está llenando ahora mismo el deposito. Es un puto y pobre hombre. Una camisa amarillenta, un peto de granjero lleno de mierda y una gorra de a saber qué maldito año. Pobre desgraciado. Sí, supongo que puedo confiar en él. Pero dejémonos de gilipolleces y vayamos a lo que realmente importa..."

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