La vida es garrafón

Abrir los ojos. Levantarse. Ir al baño. Abrir la tapa del váter. Echarlo todo. Quema la garganta. No hay nada como depurarse después de una noche loca.

Y como ella no está no recibes cariño. Y por eso te abrazas al váter durante un rato. Es tu confidente. Incluso llegas a estar cómodo sentado en el suelo con la cabeza apoyada en la porcelana. Y vuelves a potar.

Ha llegado la hora de levantarse. Mirarse al espejo y lavarse la cara. Unas cuantas gárgaras y lavarse los dientes. Más gárgaras. Volver a lavarse la cara y tirarse de nuevo en la cama. Al fin y al cabo es domingo. Sólo son las diez.

Las tripas tienen vida propia y se han propuesto joderme durante todo el día. Supongo que es por lo mal que las he tratado yo. No me quiero imaginar el día en el que mi hígado entre en huelga. ¡Jo!

Y este es el resumen de un domingo veraniego cualquiera. Mucho calor. El cuerpo pegajoso y fusionado con el sofá. Somos uno.

Sed buenos. No os metáis en muchos líos y metedla todo lo que podáis.

La vida es garrafón, ¿no ves que siempre trae resaca?

1 comentario:

  1. Más que mi respeto, quizas falto el detalle de desear la muerte tras los intentos de levantarse de la cama jaja

    ResponderEliminar