Dejo el diamante a la altura del cuarzo

Ando por la calle, recorro barrio, quito quilates,
mi tiempo es oro, comprendido en los años,
quiero algo y cuesta, en las manos lo que tengo
es paz y amor tergiversado, rencor que apesta.
Triste y solo, cojo amor por alquiler,
el maltrato a mi cabeza es pagado con pared,
fumo sólo y no confío ni en mi sombra,
la vida que llevó desde los trece no fue bien para él.
Robos y delitos, las peleas por respeto,
drogas que marcaron con la X, de tachado de por vida,
miro al cielo por si cae,
la lágrima que echaste cuando tú juraste el adios a la chiva.
Ahora nada es virgen, nada es nuevo,
todo lo que reluce tiene luces pa' la cruz,
tiro de una muerte que se calma cuando duermo,
y si me levanto es pa' currar con una mala actitud.
Sigo en Madrid, en este barrio de talentos,
me hecho a perder y me resuelvo, no como la chica de ese narco,
visualizo dos terrenos a diario,
mi vida y otras muestras de respeto de otros territorios.
Mi pesta puesta en mi, a Dios no le vi,
ahora todo el mundo es Judas y Dios se lava las manos,
no obtuve recompensa, apenas fuerzas me quedaron,
pa' esperar con caramelos en la puerta de un colegio.
Rompí el plato, tiré la piedra y no escondí la mano,
por suerte o desgracia la vida trajo un diablo,
no soy yo si me veo sólo, las palabras son granadas
de mano y la boca un bazoca sin alma.
Creo en destinos, cuando ocurre algo esperado,
si esperas a que ocurra, la solución está en tu mano,
respiro mientras me feliciten por mi cumple,
respira mientras tu camines con el mismo esfuerzo.
Me comporto raro, vivo con la mente de un enfermo,
discuto y dejo al diamante a la altura del cuarzo,
no cambiaré porque me hicieron ser así,
nací y crecí, eh, mi as, mi as.

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