Nada

Siempre pienso en lo mismo, pero no consigo sacar nada en claro. Hablo de nada conmigo mismo, o con nadie, y ninguno de los dos me contesta. Y, al final, acabo escribiendo eso... nada.

Doy vueltas alrededor de la misma piedra, esperando el instante preciso para volver a tropezar con ella y hacer que todo ha sido por culpa de un descuido. Que, ni ella, ni yo, tendríamos que haber estado allí en ese momento. Que, ni ella, ni yo, tendríamos que haber estado.

Hice de la nada un paisaje donde perderme cuando pensaba en ella. Un campo de trigo, un atardecer rojizo, una noche lluviosa o un despertar en la playa. Un viaje eterno por una carretera que no lleva a ninguna parte. Simplemente hay un croma delante de nosotros y el proyector de detrás va cambiando el paisaje. Si miras por la ventanilla te darás cuenta de que tampoco hay nada. No decidimos nuestro futuro, no tenemos un presente y el pasado determina nuestro camino.

¿Has visto todo lo que puedo sacar de la nada?

Si me buscas, búscame donde tú pienses que puedo estar. Allí estaré. Da igual el lugar que hayas elegido, yo sólo existo si me piensas. En el centro de una habitación enorme. Sentado sobre un taburete. El suelo es de madera vieja y en el techo hay una única luz que me ciega. ¿El color de las paredes? No lo sé. Todo esto es tan inmenso, y yo estaba tan sólo, que dejé que la oscuridad se quedase con el resto.

A mi me vale con esto, siempre que sea lo que tú has pensado para mi.

Y, cuando salga de aquí, qué me espera. Caminaré por la ciudad, la que hay dentro de tu cabecita loca. Esa ciudad que yo inventé, a la que yo di forma y a la que, tiempo después, vuelvo... Pero ya no es lo mismo. Los maravillosos colores que antes la bañaban han envejecido, se han convertido en cientos de tonalidades de gris. Las rejas de las ventanas se han oxidado y los bares han quedado desiertos. Las hojas de los árboles han acabado muriendo contra el suelo, o ahogadas en algún estanque, y nadie estaba allí para salvarlas.

Esta ciudad, a la que yo di vida, está a punto de morir, pasar a la historia, dejar de ser nuestra historia. Ando con las manos metidas en los bolsillos, despacio, observando de nuevo todos los lugares donde nos besábamos.

Yo no quiero que esta ciudad vuelva a ser la de antes. Yo quiero que te mudes aquí, conmigo, y seamos de nuevo 'nosotros'. Que la llama de la vela no se termine apagando como pasa siempre. Éso es lo que yo quiero.

Pero, al final, todo volverá a ser lo mismo de antes... nada.

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