Me quedo abajo

El camino hasta allí arriba es muy, pero que muy cansado. Es como subir a pata a casa de un colega un viernes por la noche cargado con bolsas llenas de botellas de cerveza, vino, Coca-Cola, mora, Ballantines, Arehúcas, Brugal...

Después de toda una semana doblao' piensas en: joder, va a merecer la pena. Subir y tirarse en el sofá. Echarte dos o tres hielos y rellenar el vaso. Gozártelas de risas y terminar a las cinco o las seis de la mañana. Si es que terminas.

Eso sí renta. Y lo sabes.

Pero no es lo mismo cuando se trata de palmarla y subir arriba. No es una semana lo que has estado puteao', es una vida entera. Con suerte, una vida muy larga. Allí no te dejan llevarte bolsas verdes con alcohol. Ni para porros, ni nada de nada. Joder tienes que entrar por listas. Lo malo es que no sabes quién va a estar allí para tirarte a la bartola el resto de la eternidad. No sé. No me convence. Demasiados escalones me parece a mi.

Con lo fácil que es dejarse caer allí abajo. No tienes que hacer nada. Dejarte caer. Sólo eso. Además sé que allí debajo voy a estar con los mismos que aquí arriba. Joder. Que me aspen si no lo sé.

Tú dedices, chico, pero yo creo que me quedo abajo.

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