La polla con cebolla

Supongo que los visitantes más asiduos del blog se habrán dado cuenta de que hace mucho que no escribo algo decente o digno de ser leído. La temática de mis últimas entradas dista mucho de la tratada en los primeros tiempos. Y esto se debe a dos factores:

1-No tengo tanto tiempo libre y, por tanto, no se me ocurren todos esos desvaríos.

2-No me apetece comerme el coco tanto como lo hacía antes.

Estoy en un momento bastante guay. No tengo preocupaciones existenciales graves, falta de sueño o mierdas por el estilo. Bueno, miento. Falta de sueño sí tengo... quiero dormir más.

Yo lo siento de veras, porque sé de la importancia que tiene para vosotros el saber que la vida de otro es más o menos apasionante que la vuestra. Que comparéis las dos y veáis los puntos buenos y los malos de cada una y las combinéis para ser la polla con cebolla. Pero os váis a tener que joder un poco.

Y digo esto porque no quiero convertir este blog en una especie de diario personal enel que cuente las cosas cotidianas que hago a lo largo del día. Para eso ya tenéis vuestra vida. Esto estaba pensado, más bien, como un sitio donde escribir mis desvaríos, un sitio que, tras un largo y tedioso día de hacer... algo, te transportase a un mundo diferente, lejos de toda rutina y toda injusticia social y demás memeces que se os puedan ocurrir.

Por ello, me veo obligado a no obligarme a escribir entradas cada equis intervalo de tiempo. Lo escribiré cuando se me ponga en los c*jon**, ¡hombre ya!

Os deseo una feliz y apasionante tarde de domingo. Aunque apasionante y domingo no encajan bien en la misma frase... un día escribiré sobre la mierda de día que es un domingo. Se nota que Dios descansó el séptimo día porque JODER que desidia.

Disfruten de la semana camaradas. Viva el rojerío y que Dios os acoja en su seno.

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