Haga el favor de cambiármelo

¡Aaaarg! ¡Vuelve a pasar! El sueño traicionero me ha dejado plantado y las ganas de escribir algo realmente increíble resurgen más revoltosas que nunca.

No hay instrumentales ni mujeres que me inspiren. Jodido y desastroso este mundo puto, concédeme al menos una de las dos.

El tic tac del reloj se mete en mi cabeza y me taladra como un martillo hidráulico. Creo que el aumento en el número de suicidios se debe a esos malditos relojes.

Habrá que revisar el repertorio musical y recordar viejos tiempos.

Y lo peor de todo es que os sigo contando mi vida. Esto no puede seguir así. Perdone, éste no es el plato que yo le he pedido. Haga el favor de cambiármelo.

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