Infierno sobre ruedas

Si hay algo que he conseguido sacar en claro de este viaje relámpago a la east coast es que:

1. En Valencia, al contrario que en Madrid, no encuentras un chino cada 20 metros. Es más, no encontramos ni uno en todo el día.

2. Ver un Atlético-Real Madrid es imposible ya que está todo lleno de chinos independentistas.

Dejando a un lado esos dos nimios detalles, de lujo. Buen tiempo, buena gente, buenas mujeres... El alcohol pésimo. Negrita y orujo no es una buena convinación que os aconeje. De hecho, no os aconsejo ni Negrita ni orujo por separado siquiera.

El agua del Mediterráneo no estaba tan caliente como yo esperaba. No tiene nada que ver que estuviésemos en marzo, os lo juro. (Por cierto, felicidades atrasadas a todos los Josés, las Marías Josés y a todos los padres). El Oceanografic muy bonito, pero muy a tomar por culo de todo. Mucho restaurante y pocos bares. Mucho borracho pero muy poca gente bebiendo en la calle (algo incomprensible, chico).

Tampoco os voy a contar mucho más. Recomiendo pasarse un fin de semana por tierras valencianas. Aunque no sean Fallas. Esperemos volver algún día de estos.

Y el consejo de hoy: si os preocupa vuestra columna vertebral, cuello y piernas, no durmáis en un autobús. Es como el infierno sobre ruedas.

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