Nos hacen inmortales

Echamos de menos la sensación de no perder el tiempo, porque nunca fue nuestro. De no saber qué día es, qué hora, cuánto falta para que amanezca... Disfrutando de un cielo color naranja cubierto por alguna que otra nube, despistada, que no se ha enterado todavía de que estamos en verano.

De sudar como cabrones cuando follamos. Que alguna cabrona me intente agarrar el brazo y su mano resbale. Que el olor que quede en la habitación sea olor a que lo hicimos como si fuese la última vez. Que realmente fuese la última vez.

De no poder salir hasta que no es de noche porque nos fundimos en el asfalto. Las suelas de mis High Dunk se derriten y huele porro picao'. La camiseta estorba. El alma pesa. El aire quema y las agujas matan. Los relojes de arena se acaban rápido y nadie les da la vuelta. Muero en el colchón cada noche y una silueta amarilla sucia delata el crimen.

Hecho de menos esa sensación. Resucitar a las tres de la tarde del día siguiente. Volver a hacer lo mismo y volver a morir cada noche.

El paso del tiempo y la calle nos hacen inmortales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario