Quitarte los vaqueros

Yo creo que los pequeños placeres de la vida son los mejores. Sobre todo porque cuando sabes apreciarlos te conviertes en una persona mucho más feliz.

Por ejemplo, tenemos el placer de follar hacer el amor (aunque ese a muchos no nos gusta considerarlo pequeño, lo tenemos un poco complicado a veces), el de mear cuando vas muy, pero que muy borracho, sentarte cuando llevas mucho tiempo de pie, y notar cómo el dolor de la espalda va bajando, lentamente, hasta que desaparece a través de la punta de los dedos de los pies.

Quitarte las deportivas/zapatos/botas (calzado en general, sin contar chanclas) después de todo el día de aquí para allá - éste placer se ve aumentado en mil puntos si además te quitas los calcetines -. Llegar a tu casa, quitarte los vaqueros y ponerte un pantalón de pijama, de chándal o, incluso, no ponerte ningún pantalón (fuck yeah!).

Esos son pequeños placeres caseros (el de follar hacer el amor depende, y el de mear muy, pero que muy borracho... también depende. Normalmente no me suelo cocer en mi casa).

Muchas veces estoy deseando llegar a casa unicamente para quitarme las deportivas. Oh, Dios, esas que tanto me gustan, esas por las que he llegado a pagar hasta cien pavos, esas que cuando vuelan desde la puerta de mi habitación hacia la pared hacen que tenga tres orgasmos seguidos.

En definitiva, quien no disfruta de la vida es porque no quiere.

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