Uno o un millón

No quiero mirar atrás y ser el último que ve todo este paraíso que hemos montado. Mejor seguimos adelante y plantamos unas cuantas flores más. Dejemos que nos llueva encima y que la hierba brote por sí sola. 

¿Te imaginas salir volando de aquí en busca de otro acantilado desde el que saltar al infinito? O una casa junto al mar desde la que podamos ver a nuestros nietos construir los mismos castillos que estamos levantando nosotros ahora.

Desde este sofá frente al televisor se nos ve perfectos. Baja un poco la luz y cambia de canal que esta escena ya me la sé. Yo quiero esa en la que la policía nos persigue por saltarnos la ley de la gravedad.

Vamos a pedir a esas nubes que nieven o lluevan o se vayan y que el Sol nos pegue de lleno en la espalda. Y en la cara. Y mientras damos vueltas nos envidien desde arriba y desde abajo. Y desde aquí, tan cerca, y desde allí, tan lejos.

O mejor apagamos las luces y dejamos que la oscuridad nos convierta en uno o un millón.