La misma de siempre

No le digas a nadie que estamos aquí.

Que este Paraíso se está quedando pequeño.

Ahora mismo te ves preciosa. Sin dudas. Sin preocupaciones. Como si el que estuviese aquí contigo no fuese yo. Como si nunca me hubieses conocido.

Y es que siempre hemos sido muy de vuelcos. Encima. Debajo. Mantienes un bis a bis con la almohada mientras pruebo a qué sabe tu espalda.

Los mejores ratos siempre se han escondido debajo de tu ombligo, suplicándome algún que otro viaje al sur. Rezando por esa curiosidad de saber a qué sabes.

Tú tan tierra sin fronteras y yo tan peregrino.

Y es que el Paraíso se ha quedado pequeño.

Y mientras yo en el mío haciendo que tú llegues al tuyo.

Y sabiendo a qué sabes. Y queriendo nuevos sabores. Y nuevos territorios. Y nuevos mejores ratos.

Y que sigas siendo la misma de siempre.