Empapado en alcohol

Vuelven las noches de decidir si escribir algo nuevo o hacerse una paja e intentar volver a conciliar el sueño. De momento ha ganado el escribir algo nuevo. No prometo que luego no me haga una paja.

La vida me sonríe. Me sonríe... bueno, sí. Pero no sé si es esa sonrisa complaciente o esa otra de: ya verás, ya. Las cosas cambian de un día para otro. Me voy a dormir sabiendo que mañana volveré a verla sonreír y al día siguiente ella me lo niega. Al poco tiempo me dice que son tonterías suyas, que podré seguir viendo su sonrisa, y vuelta a empezar. Hasta que llega el día en que ya no son tonterías suyas. Llega el día en que sólo veré su sonrisa si cierro los ojos. Curioso, ¿eh?

Las tardes en verano son así. Se vuelve monótono. No me quejo. Realmente la monotonía me aburre, pero soy capaz de acostumbrarme a ella. Llamas, ¿qué haces?, bajo a tu casa, llama a estos. Sales, das una vuelta por el barrio y te sientas a tomarte una cerveza. Hablas de todo. De las clases, el trabajo, la piscina, la playa, las tías... sobre todo las tías. Es siempre igual, pero... no sé, me puedo acostumbrar a este tipo de monotonía.

Últimamente no me ha ido todo muy calmado. Me he metido en historias gordas, una nada más, pero gorda, al fin y al cabo. Mujeres. No sé qué tendrán, pero a mí me vuelven loco. Ha sido un cambio drástico, la verdad. No soy un tipo que se raye la cabeza. Me gusta tomarme las cosas con calma, relax, ya se arreglará. Y de repente eso cambia. No sé, no estoy acostumbrado a eso. Quizá he perdido práctica, quién sabe.

El caso es que por unas cosas y otras no tengo tiempo de tumbarme boca arriba en la cama y pensar: estoy perdiendo el tiempo y me encanta. Por eso he decidido olvidarme del mundo durante algún tiempo. Dejar el el blog, el Twitter, el escribir cada día, buscar música... el ordenador en general. Darme un descanso de emociones, digamos. Y quería hacerlo despidiéndome decentemente.

No es un adiós, ni mucho menos. Es un 'hasta luego'. Es posible que en una o dos semanas te de por entrar y digas: coño, este tío ha escrito algo nuevo. No tengo un tiempo fijado ni nada por el estilo. Es simplemente... tomármelo con calma. Y vosotros deberíais hacer lo mismo. Dejáos de tanto internet y tanta historia y salir un poco a la calle. Pasáos las tardes tiráos en el césped sin hacer absolutamente nada. Cogéos los pedos de vuestra vida noche sí y noche también. Hincháos a follar con vuestra pareja, aunque sea distinta cada noche. Joder, para eso está el verano, ¿no?

En fin, dulces chicos. Han sido nueve meses del tirón y necesito un descansito. El niño ya ha nacido. Ahora el post parto y después ver cómo va creciendo. Once mil cuarenta y tres (11.043) visitas en estos nueve meses. No está mal. Bueno, no sé cómo estará. Sale a unas mil doscientas veintidos (1.222) visitas cada mes, aproximadamente. No sé si es mucho o poco. Yo creo que son bastantes, pero, vamos, que me la toca. El caso es que hay mucha peña por ahí dando créditos y tal a ésto y... eso es lo que importa. Unos nacieron para ser escritores y otros nos tuvimos que conformar con tener un blog.

Dejo la llave debajo del felpudo. Por si queréis entrar mientras yo no esté.

Empapado en alcohol.